miércoles, 9 de octubre de 2013

UNA VOZ Y UNA GUITARRA


Tony Espinosa: Fama y satisfacciones en casi 40 años de trova.

 


 Con 13 discos grabados, muchos amigos, un sinfín de admiradores  y una trayecto artístico envidiable Antonio Espinosa Becerra es de los pocos grandes eslabones que conserva Yucatán con la trova tradicional de esta tierra.
 
Su debut oficial en el escenario musical fue en mayo de 1975, pero desde mucho antes tocaba la guitarra. El azar lo puso en el tobogán de la música romántica, un género con el cual él comulga y que lo identifica en todas sus presentaciones. Por ello le pusieron el apodo de “Señor Amor”, el cual él no rechaza.
 
Los escenarios nunca fueron ajenos a Tony Espinosa. Desde joven se enfrentó al público. Realizó tareas de locutor, recorrió pueblos contratado por la desaparecida Conasupo, coordinó bailes y festejos, intentó hacer carrera en el D.F. e incluso fue Rey Feo en un carnaval de su natal Oxkutzcab, una localidad que, según él, es tierra de sabios, tumba de faraones, capital del mundo y sucursal del cielo.
Una característica de este cantante y guitarrista es la cantidad de canciones que sabe de memoria, y su docilidad al momento de satisfacer peticiones del público. A diferencia de otros artistas, Tony  Espinosa sube al escenario con un repertorio básico y dispuesto a interpretar las melodías que le pida la audiencia.
 
Actualmente Tony Espinosa administra El Trovador Bohemo, un establecimiento ubicado en Santa Lucía que lleva el mismo nombre del lugar donde hace casi cuatro décadas hizo su entrada al mundo del espectáculo. Prácticamente ese bar es el único sitio donde los turistas o la gente local puede disfrutar de la trova yucateca.
 

 
El resto del tiempo lo dedica a impulsar a jóvenes artistas y colabora con actividades de promoción de la música vernácula para que esta no desaparezca.
 
 
 
 

 

lunes, 7 de octubre de 2013

AVENTURAS EN LA VIDA Y EL ARTE


Singular existencia y obra de Manuel Lizama.

Don Manuel Lizama, con una de sus obras que abordan temas
de la cultura tradicional yucateca.
 

De Manuel Lizama Salazar se ha dicho tanto que es difícil exponer algo nuevo sobre este que es uno de los artistas más conocidos del estado. Pero de su incansable trabajo sí se puede decir mucho, y esto es debido a que siempre tiene proyectos nuevos, ya sea en el campo de la pintura y el grabado como en las actividades de promoción de las artes visuales y de las nuevas generaciones que toman pincel y lienzo para ampliar la veta de creadores locales.

Hace apenas dos meses que el maestro Lizama cumplió 82 años de edad, de los cuales 56 los ha dedicado a la plástica. Y a esas alturas de la vida sigue presente en las galerías y otras exhibiciones de la imagen y el color. Actualmente participa con dos obras en una muestra colectiva recién abierta en el Museo de la Ciudad.

No muchos saben que don Manuel fue recolector de algodón en Estados Unidos y que viajó por amplio sector del territorio mexicano cuando todavía el arte visual le era totalmente ajeno. A la fecha el artista yucateco ha expuesto su trabajo en cuatro países del extranjero y en varias entidades federativas del país y ha recibido dos medallas  en reconocimiento a su talento. Es fundador de dos galerías de arte e impulsor de quienes intentar alcanzar una trayectoria como la suya.

Lizama Salazar es de los pocos muralistas locales. Sus obras en este campo se exhiben en los  palacio municipales de Mérida y Valladolid y la Universidad Autónoma de Yucatán. En el extranjero tiene una obra de ese tipo en California, Estados Unidos. Esta última se puede apreciar en la Biblioteca y Centro Cultural de la ciudad de Glendora.

Gran parte de los cuadros que llevan su firma se reconocen por su línea costumbrista, la cultura maya está presente en muchas de sus creaciones. Pero también ha explorado otros caminos, como constatan aquellos que siguen todos los frutos de su oficio pictórico y de grabado.

Además de las numerosas obras que ha dejado, este artista yucateco de gran modestia y sencillo trato logró la permanencia de una sede para mostrar el trabajo de otros creadores plásticos. Esta es la galería Art’Ho, que en este año llegó a su cuarto siglo  de vida. Es otra obra más que comunidad artística y la sociedad en general agradece a este personaje.