domingo, 14 de septiembre de 2014

La cámara en manos de una arquitecta



 

 

Una joven artista local reclama su lugar en el campo de la fotografía.


Esta joven no ha llegado a la edad de los 30, tiene menos de cinco años empuñando la cámara, aprendió el oficio de fotógrafa durante el período de estudios universitarios en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán.


Sin embargo ella está en el ring disputando espacios y gloria en el ya competido mundo local de las imágenes artísticas. Su nombre es Tamara Uribe, los intereses de su lente son la moda, la arquitectura y el retrato. 

Los primeros conocimientos sobre fotografía de esta joven profesional provinieron de sus propios estudios universitarios, donde aprendió a manejar el género analógico. Una vez que compró su cámara digital emprendió el desafío de lograr un estilo. Para practicar comenzó con ella misma, hizo un sinnúmero de autorretratos. Después abrió su campo de acción y poco a poco se dio a conocer. Ha publicado trabajos en revistas y en exposiciones.

Para los amantes de los museos y galerías, cuyo ambiente no se compara con mirar obras a través de la computadora, ella llevó una selección de sus imágenes, principalmente en el rubro del retrato, al Museo de Arte Contemporáneo ernando Ponce García-Macay). Ahí tiene una exposición que estará abierta hasta fin del año.

Esas fotos son en blanco y negro y a color. En ellas juega con las luces, el movimiento de la modelo y la velocidad de la cámara. En una parte de las imágenes hay elementos sobrepuestos o difusos. Como toda obra, estas placas buscar impresionar y crear sensaciones.

Quizá un elemento criticable de esa muestra es la repetición que se ofrece de un mismo tema en una serie de imágenes: es una modelo captada en el mismo ambiente y entorno lumínico, a igual distancia.
Lo único que cambia es el ángulo. Pareciera que la artista no supo elegir cuál de todas esas fotos es la mejor y entonces colocó todas a la vista del público.  

Actualmente Tamara combina su profesión de arquitecta con el de fotógrafa. Son dos segmentos artísticos que permiten la exploración, algo que ella disfruta y que son parte de la materia prima de sus creaciones. (Mérida Cultura).

domingo, 7 de septiembre de 2014

De la humilde mesa hasta los tronos del arte



 

La cerámica mayólica muestra su realeza en una exposición local.


En México hay un tipo de cerámica que dejó el vulgar oficio de recipiente para elevarse hasta el firmamento de la estética, donde sus primorosas formas, colores y dibujos embellecen la mesa, decoran un espacio e incluso ocupan tronos de arte.

Mayólica es su nombre, lo exquisito y noble son sus apellidos, los lleva desde siglos atrás en que abandonó el humilde uso común que tenía la cerámica convencional y adoptó cuerpos delicados decorados con paisajes, aves, plantas, seres mitológicos  y bodegones. Incluso lucen escudos heráldicos o atestiguan hechos históricos pues la categoría que alcanzó los hacía merecedores de tal honor.

Esa cerámica esmaltada, creada a partir de una arcilla especial recubierta y cocida a mayor temperatura, cruzó los mares trayendo su alcurnia española para diseminarla por la América recién descubierta. Distintas naciones de este continente  la trabajaron para enriquecerla con las manos indígenas, darle nuevas formas y generar una tradición artesanal propia.


El Museo de Arte Popular ofrece la oportunidad de disfrutar de una amplia exposición de mayólica que puede considerarse internacional porque muestra ejemplares de ese arte ceramista en España, México, Perú y Uruguay. Son unas 100 piezas –las hay pequeñas y gigantes- aportadas por el Fondo Cultural Banamex.


En esa selección que lleva el nombre de Mayólica de Iberoamérica,  hay juegos de té, ollas, platones, tibores, botellas, floreros, soperas y jarras así como tazones, cazuelas, picheles, garrafones, porrones, platos y otros enseres más. También se muestran figuras, un alhajero y un cuadro con una escena napoleónica. Son ejemplares seleccionados para mostrar las distintas técnicas y tradición de cada región así como la creatividad de los artesanos. 


Las piezas mexicanas provienen de Puebla, Guanajuato y Tlaxcala, que son parte de las regiones que dominan esa labor.

Esa exhibición incluye carteles y la proyección de un vídeo sobre la técnica de mayólica y las vivencias y opiniones de artesanos. Ahí se explica que la mayólica se caracteriza por un cuerpo de terracota recubierto con esmalte o un vidriado opaco, hecho con óxidos de sílice, plomo y estaño. Se decoran a pincel con pigmentos de óxidos metálicos: cobre, manganeso, cobalto, hierro y cromo. En su proceso pasan por dos cocciones.


El Museo de Arte Popular está frente al parque de Mejorada, ocupa desde hace un tiempo la “Casa Molina”, que fue restaurada y adaptada para ese fin mediante la unión de esfuerzos de Fomento Cultural Banamex, la Fundación Pedro y Helena Hernández, el gobierno estatal y  un grupo de impulsores locales de ese proyecto.


El recinto tiene en la planta baja una tienda y una sala para exposiciones temporales –ahí está la muestra de mayólica- y en la planta alta otros seis espacios con distintas exhibiciones de artesanías del país. Abre todos los días, excepto el lunes. Su horario es de 10 de la mañana a 5 de la tarde, de   martes a sábado, y de 10 a 15 horas los domingos. La entrada es gratis. (Mérida Cultura).

jueves, 4 de septiembre de 2014

La seducción del cartel



 

Una imagen dice más que mil palabras…si fue creada por Benito Cabañas.

Para confirmar esa verdad redonda  basta con visitar estos días la exposición que nos trae en estas fechas el Museo Fernando García Ponce-Macay sobre este diseñador y cartelista veracruzano que es consultor gráfico de la Unesco.


Benito es un joven  campeón que está de moda en el mundo del diseño gráfico. Ganó el Premio al diseño de espacio en la Bienal Iberoamericana de Diseño, su trabajo es conocido en Estados Unidos, Francia, España, Bélgica, Italia, Rumania, Chile, Bolivia y Costa Rica.

La razón de todo ello es una sola: calidad, lo cual es fruto de la creatividad, el dominio de la técnica artística y sus recursos comunicativos.

Esos elementos hacen que los carteles salidos de sus manos tengan gran poder visual, transmitan eficazmente el mensaje que emiten y   ademástrasciendan en el tiempo.

La muestra que el museo Macay nos trae de Benito Cabañas se denomina “Por siempre y para siempre”. Es una puerta a las habilidades de publicista y artista que tiene este joven autor, graduado hace pocos años en la carrera de diseño gráfico y que es directivo en la Conferencia Nacional de Instituciones Municipales de Cultura y presidente de la Asociación de Diseñadores Puebla Coordenada 21.


El trabajo de este creador sobresale por el modo de combinar las imágenes, los malabares que hace con el idioma y la manera con que mezcla y juega con el significado de las cosas. Sus láminas impactan, generan sensaciones y se impregnan en la mente del observador, lo cual es el fin de esos carteles.

La sorpresa es un elemento común en ellos, también hay humor. En unos casos es llamativo el singular modo en que toma un objeto y le da nuevo significado. Es sorprendente constatar cómo logra con la simpleza de una imagen transmitir un mensaje.

Pero ello tiene que ser de ese modo porque sus obras están en la calle y otros sitios abiertos al paso de la gente, en un entorno lleno de distractores que hace difícil llamar la atención de las miles de personas que se mueven ahí. En esas condiciones se requiere mucha habilidad para enganchar la vista del  paseante y en ese fugaz momento transmitirle la idea que se busca comunicar.

Esa es una enorme dificultad que está ausente en las galerías, museos y otros espacios cerrados donde las exposiciones que se montan son el punto central de quien ingresa a verlas. Ahí es obligado verlas, la gente acude con ese fin.


Benito Cabañas incursionó en el arte contemporáneo antes de dedicarse por completo al diseño gráfico. Quizá por ello sus trabajos tienen elementos artísticos, lo cual los hace más agradables.

La muestra que actualmente ofrece el Museo Fernando Ponce García-Macay debería ser visitada sobre todo por estudiantes, profesores y profesionales del diseño, la ilustración, la publicidad, la animación, la creatividad y la comunicación en general, ya que resultan didácticas y además permiten observar el nivel de competencia que enfrentarán en esa rama. (Mérida Cultura).