domingo, 27 de septiembre de 2015

Drogas, tema de un libro yucateco de 1936




Un escritor olvidado advirtió desde entonces contra ese problema.



El problema de la drogadicción en Yucatán está presente desde principios del  siglo pasado pero  no tema que se abordara abiertamente en la sociedad, como ocurre ahora.
Un testimonio de esa situación la tenemos en el libro “Los irredentos”, escrito en los años 30 por el yucateco Pedro Pérez Piña, quien fue de los primeros autores del Siglo XX en plantear en sus obras ese problema social.

Lo anterior fue expuesto por la antropóloga Rosely Quijano León,  docente de la Universidad Autónoma  de Yucatán  y especialista en lingüística y literatura,  durante su participación en el congreso “Estética, discurso y entorno: 200 años de literatura yucateca” que se realizó durante tres días en esta ciudad de Mérida y concluyó ayer.

La investigadora presentó el libro “Los irredentos”, editado por la Secretaría de la Cultura y las Artes. Dijo que ese libro es una novela de 1936 que gira en  torno al comercio de drogas en el puerto de Progreso durante la década de los 30. Los protagonistas son una pareja adinerada provenientes de familias muy  conocidas en la sociedad y que se vuelve adicta a los estupefacientes.

Al abundar sobre el autor,  Pedro Pérez Piña, indicó que no era un escritor muy conocido en el medio local a pesar de que escribió 12 noveles -sólo publicó tres- y distintos poemas. También incursionó en el teatro. El autor era médico de profesión, nació el Ticul pero radicó en el puerto de Progreso, donde colaboró en la revista “Juventa”. En  sus escritos realizaba con frecuencia denuncias sociales.

Este escritor es considerado uno  de los autores olvidados de la literatura yucateca.
Foto de la revista Otro Lunes

Otro libro presentado durante ese congreso es “Solana”, un poemario en prosa escrito con lenguaje conmovedor y sencillo, con aspectos de nostalgia y melancolía y reflexiones sobre la  vida y la muerte que giran alrededor de la infancia y adolescencia de su autor, el chiapanco Fernando Trejo,  un licenciado en Ciencias de la Comunicación  y  con diplomado en Guion Cinematográfico.

La obra “Solana” consta  de cuatro capítulos, en 2014 recibió mención honorífica del Premio Nacional de Poesía Joven “Elías Nandino”.

Fernando Trejo es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y tiene un diplomado en Guio Cinematográfico.

Esa presentación estuvo a cargo de los escritores Carlos Martín Briceño y Will Rodríguez.(Mérida Cultura)


jueves, 17 de septiembre de 2015

Enigmas, costumbres y misterios.




Amplio panorama de la civilización maya en una exposición.



Desde principios de este mes muchos siglos de misterio, encanto y conocimiento se asoman  ante la mirada de habitantes de esta capital y de turistas que nos visitan, gracias a una singular exposición que ya causó asombro en  el extranjero.

Hablamos de la colección “Mayas, el lenguaje de la belleza” que ofrece el Museo Regional de Antropología Palacio Cantón.  Es una amplia muestra de 278 piezas procedentes de distintas regiones y épocas de esa civilización prehispánica que fueron reunidas para ser mostradas en China. Unas 40 de ellas provienen de Yucatán.


Nos preguntamos por qué este valioso conjunto no está en el Gran  Museo del Mundo Maya, construido con millonaria inversión cuyo monto y condiciones siguen ignorados por la población. Se supone que ese edificio fue creado para exhibiciones de este tipo. 

Aquí te ofrecemos algunos aspectos de esa interesante muestra:

El cuerpo como lienzo.- Las intervenciones de la apariencia del cuerpo, una práctica cuyo propósito es modificar el aspecto físico, constituyen un  elemento común en todas las sociedades pasadas y actuales.

En el mundo mesoamericano, y en particular entre los mayas, la población se ocupaba  de su belleza. Todos los días se realizaban peinados y se ponían pintura en la piel. Tenían además otros arreglos para ocasiones festivas.

Algunos de esos adornos, como los tatuajes y cicatrices realizadas a propósito, cambiaban para siempre el aspecto de la persona. Esto era considerado  expresiones visibles de identidad cultural o de pertenencia social.

Entre  las modificaciones permanentes que llegaron a tener especial  importancia se encuentra la escarificación facial y los ornamentos dentales así como la modificación de la forma de la cabeza, la creación de estrabismo y las perforaciones en labios, nariz y orejas para lucir adornos.

El cuerpo de color.- La pintura corporal, como ya dijimos, era una práctica cotidiana y generalizada entre todos los integrantes de la sociedad maya, en esto no había distinción de clases ni de sexo.


Cronistas que vieron esta práctica narraron  que la gente se untaba el cuerpo y el rostro con un ungüento de color al que en ocasiones añadían un bálsamo aromático. También se estampaban  la piel con motivos decorativos   hechos mediante sellos de cerámica planos o cilíndricos.

Además ese decorado tenía otro fin práctico: protegía contra los mosquitos, el calor y el sol.  

El cuerpo en movimiento.- Se exhibe la escultura de un acróbata que data del período de 600 a 900 años después de Cristo, proviene de Tabasco y es ejemplo de que el arte maya se distingue por la gran cantidad de representaciones de la figura humana que alcanzan altos niveles de detalle y virtuosismo, mostrando el cuerpo con gozo y sensualidad.

Ese acróbata se muestra con los brazos cruzados al frente, las manos bajo el mentón, y el cuerpo flexionado en 90 grados hacia arriba, dando clara cuenta de la gran flexibilidad y expresión   del cuerpo humano.

Voces en  piedra.- Esta exposición incluye piezas relacionadas  con  la escritura maya,  uno  de los enigmas más atrayentes de esta cultura. Esa civilización utilizaba entre 2500 y 400 grafías para elaborar sus inscripciones jeroglíficas.

Muchos de esos glifos representan una variedad de animales y se usaron  para nombrar a estos pero también para formar otras palabras homófonas, es decir,  palabras con otro significado,  pero con sonidos o valores de  lectura similares.

Enfermedades.- ¿De qué se enfermaban los mayas? Al menos de hidropesía o retención de líquidos en los tejidos, principalmente en  el vientre aunque también se presenta en  los tobillos, muñecas, brazos y cuello. Ese padecimiento es signo clínico de que la persona sufre de otras enfermedades del corazón, riñones y aparato digestivo.

Se considera que ese mal era común entre los mayas por la cantidad de representaciones que se han encontrado de esa enfermedad. Incluso el libro sagrado de los mayas, el Popol Vuh, habla de dos señores del inframundo que provocaban a los hombres puso e hinchazones muy dolorosas. 

En esta exposición hay piezas escultóricas que hablan de ese problema de salud entre ese pueblo.

Textiles.- En esta muestra hay varios fragmentos de textiles prehispánicos, están en una urna que, a diferencia del  resto,  no está iluminada para evitarles daño por la luz y calor. Este tipo de vestigios son raros porque se degradan y pierden  fácilmente por ser orgánicos. Los que se muestran  aquí  fueron  obtenidos en exploraciones realizadas al Cenote Sagrado, en Chichén Itzá.

La belleza del plumaje.- Las plumas de aves exóticas,  símbolo de riqueza, fertilidad, poder y belleza, tuvieron un papel medular entre  los mayas. No se conserva ningún trabajo plumario de esa época. 

Pero las pinturas y esculturas evidencian la existencia de artesanos hábiles que elaboraron tocados, forros de escudos, adornos de lanzas y de palanquines así como abanicos y otros objetos más  usando bellas plumas que pegaban con resinas sobre papel  vegetal o armazones de madera y mimbre. También las entrelazaban con textiles para formar prendas multicolores.

Guerra y territorio.- El tema bélico tuvo particular relevancia en el arte  y la iconografía  mayas durante el  período Clásico, cuando la guerra se convirtió en un símbolo de autoridad. 
En ese tiempo las imágenes de cautivos de alto rango capturados  en otras urbes figuraron  al  centro de múltiples pinturas  y esculturas. Con frecuencia aquellos son mostrados atados y sojuzgados y con  sus nombres  inscritos para  ser identificados. 

Como ejemplo de esto se exhibe a un  personaje de Toniná, Chiapas, que porta  un gran sombrero y orejeras de papel.

También hay muestras de indumentaria bélica. Se exhibe la figura de un guerrero listo para la batalla, con escudo, lanza, yelmo y un complejo tocado que semeja la figura de un animal adornado con bellas plumas de quetzal.

En esta extensa colección que se reparte en los dos pisos del  Palacio Cantón, también hay figuras de animales (murciélagos, patos, coatís y peces). Junto a  cada  pieza hay explicaciones sobre qué significado tenían estos en esa cultura precolombina o por qué le daban importancia.

Otros asombrosos ejemplares prehispánicos que se puede ver ahí son “El  escribano" (un incensario efigie hallado en Mayapan) y la escultura de  un Chac Mool (Garra roja o Brujo rojo), que es quizá la imagen más difundida del arte escultórico maya  y es considerado guardián  de ceremoniales que se realizaban  en los templos y era intermediario entre los hombres  y los dioses.

Hay otras piezas más que dejan ver la cantidad de deidades  y entidades sagradas que veneraba ese pueblo. El panteón maya es enormemente complicado porque lo integran deidades con características contrapuestas.

Esta exposición incluye una gran pantalla interactiva que resulta especialmente interesante para los niños. Es una línea del tiempo,  las imágenes y explicaciones  de cada período aparecen al apretar los botones.

Sin duda, esta es una colección para disfrutar, vale la pena  visitarla más de una vez para tener tiempo de apreciar cada pieza y saborear el conocimiento que  nos trae sobre esa asombrosa civilización. (Mérida Cultura)


Este museo está en Paseo de Montejo , abre de 8 a 5 de la tarde, de martes a domingo. El boleto cuesta $52, pero es gratis para adultos mayores, estudiantes y profesores. Los domingos no pagan los visitantes nacionales.