jueves, 21 de enero de 2016

El arte es como el amor



Fue rotulista, hoy es artista exitoso.



Víctor Argáez nació con inclinación a la pintura, algo que él no sabía pero que intuía por facilidad para dibujar letras y figuras. Durante un  tiempo elaboró rótulos. Muros y fachadas de tiendas y casas comerciales tenían nombres y figuras elaboradas por él.

Pero el arte llama. Es como el amor, cuando este llega es irresistible. Y el enamoramiento lo hizo inscribirse en la desaparecida Escuela de Bellas Artes, lo que a su vez lo acercó a varios artistas del  ramo,  entre ellos Manuel Lizama, quien, dice,  influyó en  él.

Del desaparecido maestro Fernando Castro Pacheco sólo recibió un  consejo, en la única vez que conversó con él durante el proceso de aprendizaje y definición del estilo propio.

De ahí en adelante Víctor Argáez escaló solo hasta la cima donde los creadores yucatecos tienen un lugar para sí mismos. 

Su pintura es fácilmente reconocible por su trazo, las técnicas que combina en  ellas, los elementos cubistas que adapta, los colores de fuego que utiliza y el motivo que elige o que lo inspira: el pueblo maya en sus actividades, dolores y alegrías.

Hay otro elemento más característico de su obra que proviene de sus tiempos en que subido en una escalera rotulaba fachadas. Es el muralismo, una variante que le gusta y la cual realiza cuando se presenta la oportunidad. Sus cuadros parecen trozos de grandes murales, no le teme el tamaño.  

-Quizá le perdí el miedo porque estaba acostumbrado a trabajar sobre grandes espacios –manifestó el artista al hablar de esa cara de sus creaciones.

Y trabaja rápido, en un mes termina una pintura. Con frecuencia trabaja simultáneamente en más de una pieza. 
Prueba de esa habilidad es la muestra de 12 grandes pinturas (de 2 por 2.5 metros) que este jueves por la noche inauguró en el recibidor del teatro “José Peón Contreras” para celebrar sus 30 años con los pinceles. Esa colección la realizó el año pasado, a una velocidad promedio de una por mes.

Casi todos esos cuadros están vendidos, lo que muestra también el reconocimiento que ya tiene su trabajo en el mercado del arte. Tuvo que convencer al comprador que le permitiera exhibir las piezas antes de que este se las lleve.
Esa exposición se denomina “Ancestros. 30 años en el arte”. 

La llamó así porque representan su espíritu y al pueblo maya de la que él proviene pues es originario de Buctzotz, municipio ubicado en el oriente del estado.

Esos cuadros muestran a mujeres y hombres indígenas trabajando el henequén, elaborando tortillas, criando a los hijos, cortando leña, pescando, conversando…Son imágenes que muestran a un pueblo de bien, trabajando, sobreviviendo a fuerza de fe y costumbres de raíces precolombinas.

Esos cuadros tienen una textura a base de tierra, como la usada para elaborar las casas de paja mayas. El artista aplica el material sobre lienzo virgen, siguiendo la idea que tiene en mente.  Después dibuja encima las figuras y procede a incorporarle trazos y acrílico de intensos tonos.


Esa exposición estará abierta durante tres semanas. Recorrerla es como adentrarse en un colorido y alto laberinto desde el cual asoma el pueblo maya. (Mérida Cultura).