lunes, 19 de septiembre de 2016

Huella de trapo, hilos y pasta

Foto tomada de internet.

Homenaje al titiritero amante de su raíz yucateca.

El titiritero Wilbert Herrera Pérez fue varón orgulloso de su sangre yucateca, hechicero innovador atrapado en  la magia del  teatro, y también  ciudadano preocupado por los valores de la sociedad.

Foto de internet.
Con su trabajo profesional, este creador estampó su firma en la lista de artistas inolvidables, de personajes que abren camino. No fue un remero más en el segmento de su actividad, fue aventurero que lanzó su bajel hacia mares extensos, conquistó lejanas playas y plantó su estandarte en cumbres altas para que lo vieran quienes quisieran seguirlo, para animar a otros a salir del montón y destacar en cualquier tarea.

Andrea Herrera.
La primera en  seguir esa huella es su hija, Andrea Herrera, actriz, titiritera y promotora teatral, la cual el domingo en la noche encabezó junto con sus hermanos Pedro y Juan un  homenaje a don Wilbert, fallecido hace cuatro años, en octubre de 2011, después de llenar su granero con la copiosa cosecha de trabajo como constructor de muñecos, creador de personajes, guionista, director y actor.  

La  cantante Maricarmen Pérez.
En su “Teatro Pedrito”, este artista hizo además labores de tramoyista, escenógrafo, carpintero y electricista.

El espectáculo de música, danza, teatro y títeres con él que fue recordado anoche se realizó en un abarrotado teatro “José Peón Contreras”. Participaron la Orquesta Típica Yucalpetén y cuatro cantantes: Maricarmen Pérez, Emma Alcocer, Angélica Balado y Jesús Armando, quienes interactuaron con títeres manipulados por Ángel Aguilar, Cristina Cardeña, Ilse Morfín y Susi Estrada.

La intérprete Emma Alcocer
Estos últimos, junto con Andrea Herrera, presentaron pequeñas piezas con algunos de los numerosos personajes creados por la compañía Titeradas, nombre que adoptó Wilbert Herrera para ofrecer sus espectáculos.

En ese homenaje del domingo en la noche también intervinieron el Ballet folklórico “Flor del campo” y los actores Addy Téller y Juan José Chacón. Estos últimos ofrecieron dos divertidos números. 
Addy  Téller y José Chacón
Además hubo una proyección sobre la vida del fallecido artista, en la cual se recogieron testimonios de quienes lo conocieron de cerca, entre ellos su viuda Olda López, quien ocupó la primera fila de asientos del teatro.

Según esos relatos, don Wilbert gustaba de los títeres desde que era pequeño. Pedía que le obsequiaran muñecos de ese tipo, y convertía en guiñoles las muñecas de sus hermanas, a las cuales pedía actuar en improvisados espectáculos de teatros hechos con sábanas.

Después de concluir el bachillerato, este joven enfiló sus pasos hacia la farándula. Trabajó como actor en compañías de teatro regional yucateco y después, junto con su esposa, abrió en el barrio de Santa Lucía una sala de fiestas infantiles que incluía presentaciones de títeres. Estos muñecos se convirtieron en el atractivo principal de ese establecimiento, el cual fue convertido entonces en el “Teatro “Pedrito”, que durante muchos años atrajo a gran público.

Gracias a esa fama los personajes de “Titeradas” llegaron a la radio y la televisión locales  así como a campañas publicitarias en esos medios. Eso expandió todavía más el número de seguidores de esas marionetas cuya principal característica es su personalidad yucateca. En ellos están el habla, creencias, tradiciones y valores que caracterizan a los peninsulares.

El elenco de esos artistas de trapo lo encabezaban “Lela Oxkutzcaba” (una mestiza brava, defensora de sus costumbres y observadora de la sociedad meridana) y el gato “Chereque” (manso enamorado de la mestiza). 

Los tres hijos del artista.
En el reparto teatral también figuraban Tía Venus, Totoyo, Butaque, Doña Mireya, Don Mech, el Tiburón Chato y Soila Idiotina, todos ellos estrellas de esas presentaciones.

Sin embargo, había muchos personajes más porque don Wilbert, autodidacta en el ese campo, exploró todos los géneros del espectáculo de títeres: De sombra, de vara, bocones, marioneta, de guante, de técnica bunraku…A buena parte de ellos él les prestaba la voz.

Teatro lleno en el homenaje.
Wilberth Herrera Pérez nació en el puerto de Progreso pero se estableció en Mérida, donde transcurrió su vida artística. En esta tarea lo auxiliaron sus tres hijos, dos de ellos destacados músicos y la tercera, como ya dijimos, conocida actriz, titiritera y empresaria teatral.

Esa última fue la que rescató y reabrió el Teatro Pedrito, el cual estuvo cerrado durante varios años y donde ahora semanalmente se ofrecen espectáculos de títeres para todas las edades. 

Esa sede de la risa y la reflexión es recordatorio permanente de un yucateco que se alzó con un  sueño y lo hizo realidad a base de esfuerzo y amor por el trabajo. (Hansel Vargas Aguilar).