lunes, 27 de abril de 2015

El arte de comer con arte



 

 

Nada como saciar los apetitos de cultura y alimento a la vez.


La gastronomía también es cultura. Y en Mérida abundan los ejemplos que confirman esta afirmación. En el Centro Histórico y el norte de la ciudad surgieron pequeños restaurantes, cafeterías y heladerías que enriquecen las tradiciones meridanas con propuestas traídas de fuera o creadas localmente por chefs, jóvenes empresarios y extranjeros radicados aquí.

A ello se suma que aumentan los establecimientos de comida que adem ofrecen espacios para otras manifestaciones artísticas, en particular la pintura, la fotografía y otras artes visuales más. Hay al menos un café-restaurante con un activo cine-club, y otro más que ofrece conciertos de músicos locales, del interior del país y del extranjero.

Si bien es cierto que crece la ofertas en esos rubros, también lo es que este concepto no es nuevo en la ciudad. Hace mucho que el Centro Cultural Dante combinó los servicios de librería, restaurante y teatro en su edificio de prolongación del Paseo de Montejo. Y en el Centro Histórico el restaurante Amaro tiene un pequeño teatro donde eventualmente se ofrecen funciones.

Ahora traemos tres ejemplos que hablan de cómo crece en Mérida esa expresión cultural ligada a la gastronomía. Uno de ellos es el restaurantito Bistró Cultural, propiedad de una yucateca casada con el chef francés Yohann Chauvineau, quien diseña el menú diario de ese lugar ubicado en las orillas del barrio de Santiago y que ya tiene alrededor de un año de creado. 

El establecimiento ocupa una vieja casa ubicada en el cruce de las calles 66 y 43,  a una cuadra del teatro Casa Tanicho. Su éxito se basa en su singular menú, su café orgánico y los precios accesibles. Ofrece desayunos y almuerzos, y a últimas fechas extendió su horario a domingos. Este lugar no vende cerveza, pero el cliente puede llevar sus bebidas y pagar una cuota para que se la sirvan ahí. 

Las mesas del lugar están distribuidas en el patio del lugar (El Jardín de Frida, con pinturas en sus muros) y lo que fueron la sala y habitaciones de la vivienda, en las cuales se exhiben cuadros de distintos pintores, entre ellos Aurora Caro Eng. Parte de las mesas están hechas de viejos ladrillos de pasta que en el siglo pasado eran comunes en los hogares meridanos. El mesero es Vincent, un joven de padre alemán y madre francesa, radicado en Yucatán desde hace cinco años.     

La cocina del lugar puede verse desde la calle y al ingresar al lugar. En la acera del predio y en la entrada hay pizarrones pintados con gises de colores donde se anuncian los guisos del día, las bebidas naturales, los postres y las variedades de café.

Como ejemplo de su menú y precios está el magret de pato con ensalada, confite de cebolla y papas a la plancha ($145), lasagna vegetariana ($65), filete de mero con arroz y ensalada de verduras ($80) y jugo natural ($15).

Otro ejemplo de la cultura ligada a la gastronomía es la heladería Pola Gelato Shop, ubicado a una cuadra del parque de Santa Lucía y administrado por dos polacas asociadas con mexicanos. Una de ellas es Amelia Opalinska. La presencia de esas extranjeras atrajo la atención de periódicos, revistas y noticieros de televisión cuyos reporteros han acudido a entrevistarlas y hablar de esa sorbetería.  

El establecimiento es un pequeño lugar pintado de blanco y azul. Tiene un mostrador, una nevera, un refrigerador, una plancha para hacer las barquillas y pizarras con la lista de productos así como bancas y una barra para sentarse a disfrutar el congelado producto. Hay un helado que se sirve con pan de brioche, y otro más que se ofrece con café expreso. Los precios van de $25 a $40.

Ese negocio surgió en la calle, sus impulsores vendían helados en un carrito que instalaban en el Paseo de Montejo. Debido al éxito de sus productos abrieron la heladería, ubicada en la calle 55 entre 62 y 64. 
Las personas que cada acuden a los bailes y otros eventos del programa Mérida en Domingo que se realizan en el parque de Santa Lucía figuran entre los que se acercan a ese establecimiento que abre de martes a domingo.

El tercer ejemplo que citamos es Café Oriol, un restaurante ubicado a media cuadra del parque de Santiago, frente al sindicato de músicos, en la calle 59 entre 68 y 70. Es una vieja casona con aire colonial, con fachada pintada de rojo y cuyas paredes interiores están convertidas en galería de pinturas de varios artistas locales.

Vegetarianos y veganos son parte de sus clientes. También acuden otros meridanos y extranjeros avecindados en ese barrio. En ese lugar se han realzado pequeños conciertos de jazz y trova, conferencias sobre cultura maya y otras actividades culturales más.

Por $55 se puede desayunar en ese sitio, el cual no abre los domingos. Su horario es de lunes a sábado de 8 de la mañana a 6 de la tarde. El interior del lugar es llamativo por la  combinación hecha con la arquitectura del lugar, los muebles, los objetos decorativos y las obras artisticas que ahí se exhiben. 
Hay quienes gustan de ese ambiente para compartir del café y una charla, o bien para comenzar el día probando un platillo diferente o hacer la comida fuerte del día con el menú de este establecimiento.  
 
Café Oriol es de esos lugares que esperan el juicio de quienes saben del arte de comer o que gustan comer rodeados de un ambiente de cultura y arte (Mérida Cultura).

(Parte de las fotografías que ilustran esta nota son de Bristró Cultural, Pola Gelato Shop y Café Oriol)

viernes, 10 de abril de 2015

La estampa reúne a novatos y maestros consagrados





Se abrió al público rica e interesante exposición colectiva de grabado.


 
Son raras y escasas, difíciles de realizar, usan técnica muy antigua y pueden hacer que el artista pierda la paciencia. Nos referimos a las obras en grabado, esa disciplina artística en la que Yucatán descolló durante una época y después, lamentablemente, se apagó.

Por fortuna hay jóvenes creadores locales que retoman el desafío de revivirla y llevarla de nuevo al nivel nacional que tuvo en el siglo XIX de la mano de Vicente Gahona “Picheta”. En esa tarea se les unen veteranos pintores que también agitan el pendón donde se lee que la gráfica local no está muerta, goza de buena salud y está dispuesta a sorprender a las nuevas generaciones nacidas en cunas de la internet.
 
Si bien los grabados deberían circular en abundancia porque precisamente su fin es facilitar la elaboración de copias que pueden venderse a precios menores que pinturas únicas, la realidad muestra lo contrario. Y la razón de ello es que estuvo relativamente olvidada en esta región. Ahora sopla un viento fresco producido por artistas que fomentan este arte, incluso crearon una agrupación y construyeron hace un año una prensa de litografía ante la dificultad de traer un armatoste de ese tipo  por barco, desde Veracruz.      

Una buen ejemplo de la creación que se viene realizando en esa materia puede verse desde esta semana en el Centro Cultural Olimpo, donde el martes pasado se inauguró la exposición “Mérida: Gráfica Contemporánea”.
Ahí se reúnen 50 obras (44 de grabado y seis de litografía) realizadas por 16 artistas, de los cuales una parte son pintores con larga trayectoria y el resto son jóvenes que comienzas sus carreras artísticas.

En el primer grupos están, por ejemplo, Alonso Gutiérrez, cuyo estilo pictórico se presta mucho para el grabado. Uno de los cuadros que é instaló ahí confirma su habilidad para el manejo perfecto de la luz y la oscuridad. A su vez, los trabajos de Sandra Nikolai dejan ver la importancia que tiene el impresor para completar la propuesta del artista.
Ya se sabe que muchos buenos pintores son malos impresores, de modo que es mejor dejar esto último a los expertos. Lograr negros sólidos o bien alcanzar blancos con ciertas texturas es ejemplo de lo que se logra con esa simbiosis artista-impresor.

Los conocedores del difícil arte del estampado está dando brincos de alegría con esa colección instalada en dos salas y agrupadas por formato o por autor. Hay trabajos figurativos y narrativos en los que se utilizaron personas, animales y otros elementos de la naturaleza, otros más son abstractos, dejan que el público aporte interpretaciones a lo que se pone ante sus ojos.

En materia de técnica puede verse ahí cuadros  de aguafuerte sencillo, aguatinta al azúcar, monotipia y huecograbado sobre cobre trabajado en forma lineal y sintético. También se ve el uso de la placa sustituta y linoleos que exponen el control de esa disciplina y manejo de los instrumentos por parte del artista.

Hay además trabajo a mezzotinta, la cual es una variante que muestra el esmero del creador para lograr los medios tonos, las luces y las sombras.

Entre los cuadros que sobresalen en esta colección están los de Salvador Baeza, realizados con aguafuerte y aguatinta a  color, para lo cual se requiere dos placas y sendas impresiones.

Hay dos trabajos de xilografía de la maestra Aurora Caro. La madera estuvo bien trabajada por esta pintora experta, sus numerosos alumnos deberían ver esta exposición para aprender más.

En materia de litografía sólo se muestran seis trabajos, cinco de ellos a color. Es una técnica cuya principal dificultad local ya fue subsanada: hace un año se logró tener una prensa propia, y se trajo mármol italiano para las producciones.

Esa exposición está llena de sorpresas. Hay un trabajo de Renato González, artista integrante del Sistema Nacional de Creadores que estuvo en Mérida para impartir un curso y acudió al taller de la asociación local de grabadores para hacer un trabajo e incluirlo en esta muestra.

Los artistas participantes en esta exposición, además de los ya mencionados, son Mariel Ávila, Beatriz Castillo, Mariana Ceballos, Adrián Bastarrachea, Georgia Charuhas, María Luisa Erales, Celina Fernández, Alejandro Jurado, Gabriel Ramírez, Miguel Ángel Reyes y Alberto Urzaiz. Esa colección permanecerá abierta hasta el 3 de mayo.
 
No lo olvide, grábese en su mente visitar esta muestra. Es gratis. (Mérida Cultura)

jueves, 2 de abril de 2015

Sólo mujeres




 

Escultura, pintura, fotografía, joyería e instalación se agrupan en singular muestra.

 

Desde el pasado 20 de marzo está abierta en el Centro de Artes Visuales una singular muestra que reúne pinturas, esculturas, fotografía, joyería y obras de instalación realizadas exclusivamente por manos femeninas.

Entrar a esa exposición es como penetrar a un bosque de colores, formas, texturas y tamaños donde el visitante es rodeado de sensaciones visuales que se le ofrecen desde distintos espacios y alturas.

En esa galería hay la oportunidad de contrastar los estilos de las creadoras, el observador elige qué propuestas le gustan más, con qué trabajos se identifica o cuál de ellos le gustaría llevarse. Es además ocasión para conocer la oferta de las mujeres dedicadas a esas ramas del arte y entonces elegir a cual de ellas seguir y estar pendientes de la exhibición de sus trabajos y comprar estos.

Esa colección se denomina “Mujeres que se acercan al arte 2015. Un primer inventario”, reúne piezas de 33 artistas con distintas trayectorias y formación. Con este proyecto de estar juntas en la exhibición de parte de sus obras hacen más atractivo conocer su trabajo y además les permite a ellas llegar a mayor público.

Esa colectiva está integrada con 80 piezas de escultura, instalación fotografía y pintura, repartidas en varios salones y el pasillo del Centro de Artes Visuales. Las esculturas e instalaciones son de henequén, bronce, yeso y otros materiales más. También se recurrió a las hamacas para hacer una de las llamativas propuestas estéticas.

Durante la inauguración el museógrafo José Luis Rodríguez dijo que esa muestra no se catalogó por edad ni estilos, lo único que se buscó fue agrupar a mujeres con trabajo en esas ramas del arte. Según expuso aquel, esa colectiva es la más grande en su tipo que se haya realizado en esta capital.

Entre los trabajos expuestos están la escultura  “Raíz abierta”, de Beatriz Castillo; la instalación denominada “Universo maya” realizada por Marcela Díaz, y los óleos “Luna en arbolada” que exhibe Ileana Rubio, y “Metamorfosis”, de Tábata Flores.

En un boletín se indicó que la lista de artistas participantes es la siguiente: Sylvia Barboto, Mina Bárcenas, Lucely Carrillo, Jimena Castilla, Mónica Costa, Katherine de Barrueta, Celina Fernández, Tábata Flores, Bertha Gío y Pilar Goff.

También Jeanine Hedstrom, Tania Hernández,  Adela Isaac, Marielena Jorge, Cristian Kuk, Águeda León, Bárbara Lobatón, Ángeles Maldonado, Paloma Menéndez y Milena Muzquiz.

Además Sandra Nikolai, Guillermina Pech, Malena Peón, Lida Ponce, Rosamaría Rubio, Stefanie Schikora, Elizabeth Wejebe y Lucinda Young.

El Centro de Artes Visuales que alberga esos trabajos se localiza frente a la iglesia de Santa Ana, ocupa el edificio donde funcionó hace mucho tiempo la escuela primaria Andrés Quintana Roo. El horario de visita es de martes a domingo, de 10 de la mañana a 6 de la tarde.
La visita a esa muestra revela también que ese edificio pide a gritos trabajos de mantenimiento y acondicionamiento para que no luzca como bodega improvisada como galería. (Mérida Cultura).