jueves, 25 de diciembre de 2014

¿Cómo representar a la Navidad?




 

 

Una exposición muestra los amplios recursos de los que se vale la cultura popular para representar los Nacimientos.



Creados hace 800 años mediante representaciones vivientes los Nacimientos siguen siendo en México un elemento tradicional en la celebración anual de esa fiesta religiosa. Incluso la tecnología moderna que permite colocar en un cometa una nave no tripulada no menoscaba esa costumbre y, en cambio, contribuye a preservarla aportando nuevos  elementos y materiales para decorarlos o construirlos.

Creados en Europa por San Francisco de Asís, los Nacimientos llegaron a suelo azteca y al resto de Hispanoamérica con la conquista española. Fue uno de los elementos a los que recurrieron los frailes en su tarea evangelizadora. 
Hace décadas esos pesebres o “Belenes” eran imprescindibles en los hogares, eran una tradición muy arraigada junto con las Posadas.

Si bien hoy día esa práctica está menos extendida no ha desaparecido. Sigue siendo un elemento común en las celebraciones decembrinas.

La fundación Fomento Cultural Banamex nos recuerda en estas fechas la importancia y arraigo que tuvo esa tradición en el pueblo mexicano, al grado que elaborar los Nacimientos alcanzó una categoría de trabajo artesanal reconocida. Es un elemento antropológico más para entender la cultura de muchos pueblos del amplio territorio mexicano.


Hace unas dos semanas  esa institución abrió en el Museo de Arte Popular de esta ciudad una exposición sobre la tradición de elaborar esos nacimientos. Son unos 50 conjuntos y piezas procedentes de distintos puntos de la República que muestran la técnica y los materiales a los que se recurre en cada zona para elaborar los pesebres.

Esa muestra permite ver cómo se dio la “mexicanización” de esa tradición llegada del Viejo Mundo. Inicialmente la gente con recursos económicos adquiría los Nacimientos importados, fabricados en madera principalmente. Pero después los artesanos y el pueblo en general recurrió a lo que tenía a mano para confeccionarlos. 
Y en este proceso se agregaron a los pesebres indumentarias y otros elementos típicos de esta parte de América, lo cual los hacía más atractivos para el consumo popular.

Es común ver en esas escenificaciones del nacimiento de El Salvador a personajes representativos de los oficios que eran típicos en la sociedad mexicana: panadero, merenguero, vendedor de globos, carpintero, leñador,  cartero, barbero, costurera, torteadora, lechero, zapatero, etc.

En el centro del país los Belenes tienen además la figura del demonio, un elemento incorporado en México para representar al bien y al mal. La figura de Lucifer aparece cerca del pesebre o bien tentando a los distintos personajes que componen el conjunto representativo.

En la exposición que trae Banamex se puede ver la amplia variedad de materiales a los que se recurrió en el país para elaborar los pesebres. Es una consecuencia de la revalorización del arte popular y el reconocimiento al trabajo de los artesanos que dieron rienda suelta a su creatividad. 


Se considera que hay pocos lugares en el mundo donde los Nacimientos son reproducidos con la amplia variedad de materiales y técnicas, como ocurre en México.

Hay pesebres elaborados con latón, plomo, hierro, plata y pewter. Otros prefieren materiales más suaves, como papel, cartón, cuero y trapo. Los hay quienes recurrieron a la repostería para hacer las figuras. Las hay de chocolate, afeñique o la semilla de calabaza tan usada en Yucatán para hacer los llamados dulces de mazapán.

En otros casos se recurrió a frutos, semillas y plantas. Hay Nacimientos confeccionados con hoja de mazorca o caña de maíz, vainilla, hoja de plátano, flor de siempreviva, hojas de palma real y vara de sauce así como ixtle, jícara, palma de jipi, paja, zacate, tule,  amate, chuspata y otros bejucos y lianas de cada región.

Otras alternativas son materiales provenientes de animales, como plumas, cuerno, hueso, cuero, cera y conchas. O bien vidrio, chaquiras, jabón, chicle, popotillo, chaquiras, mármol, yeso, cerámica, resinas sintéticas, plastilina y otros materiales más.    
 
Hoy día hay regiones del país que se caracterizan por seguir fabricando esas representaciones religiosas con las antiguas técnicas artesanales. Los poblados de Tzintzuntzan (Michoacán),  Metepec (Estado de México),  Tolimán (Guerrero) y Tlaquepaque (Jalisco) son ejemplo de ello.  

Mañana viernes, cuando los museos de la ciudad reanuden sus actividades después del asueto navideño, habrá oportunidad de ver esa exposición de Nacimientos en el Museo de Cultura Popular y constatar parte de lo aquí expuesto sobre esa manifestación del pueblo mexicano. (Mérida Cultura). 

martes, 23 de diciembre de 2014

Pintor con 10,000 obras



 

 

Oportunidad única de ver amplia colección de obras de Fernando Castro Pacheco.



En materia de pintura una de las actividades que cerrarán este año y recibirán al siguiente es la actual exposición que ofrece el Museo de la Ciudad sobre el pintor, grabador, escultor, muralista e ilustrador yucateco Fernando Castro Pacheco, fallecido en agosto del año pasado y quien realizó una vasta producción que seguía creciendo hasta antes de la muerte del artista, ya que este nunca dejó de trabajar.


Por primera vez en Yucatán se reunieron 161 obras de ese maestro del dibujo que muestran la evolución de su pincel a lo largo de 68 años y las técnicas y estilos a los que recurrió para exponer su arte y su pensamiento sobre distintos temas. Esa singular colección está dividida en tres secciones e incluye algunos de los últimos bocetos que él realizó antes de fallecer, a los 96 años de edad.

En esta exposición hay dos de los varios autorretratos que realizó este creador yucateco.

Esa amplia muestra fue inaugurada en el marco de la pasada Noche Blanca. Consta de óleo, acuarela, dibujo a lápiz, lápiz de colores, tintas, xilografía, litografía, serigrafía y hueco-grabado, así como esculturas de bronce y cerámica. 

Estos trabajos fueron reunidos para exhibirse en la Ciudad de México, primero en el Museo Mural Diego Rivera y después en el Museo Estudio de Diego y Frida.

Este acervo especial  se ofrece al público dividida en tres segmentos: Obra erótica y paisaje (en la sala sur del museo), Costumbrismo yucateco, con retratos y maternidad (sala norte) e Historia y simbología maya (el pasillo que une a las otras dos secciones).

Todas las piezas en exhibición pertenecen a la Fundación Fernando Castro Pacheco, la cual fue creada para conservar y difundir la extensa obra que dejó el desaparecido maestro, mucha de ella alojada en el domicilio de este artista, en el barrio de Santa Ana. Cabe hacer un paréntesis para decir que la vieja y amplia casona del pintor parecía un museo por la cantidad de cuadros y esculturas que, junto con libros, decoraban todos los rincones.

Esa fundación está encabezada por Raúl Casares G. Cantón, quien gestiona ante el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) apoyo para crear un museo para Castro Pacheco.


Raúl Casares recuerda que este pintor fue un artista prolífico y ninguno el mundo con una fama tan sólida dejó tantas obras como herencia. Agrega que los grandes pintores, como Picasso, dejaron, a lo mucho, unas 300 obras. En cambio hay más de 10 mil obras de Castro Pacheco.

En la muestra que ofrece el Museo de la Ciudad figuran dos pinturas con significado particular y que muestran el estilo que caracterizó a ese artista. Son los cuadros titulados “El henequén” y “Los amantes”. 

El primero de ellos refleja la lucha social durante el auge henequenero y tiene cierta relación con el concepto que encierran los murales del Salón de la Historia del Palacio de Gobierno. El segundo es claro ejemplo de la pintura costumbrista yucateca y muestra el manejo excepcional del color que caracteriza la obra de Castro Pacheco.


Las obras de esta exposición están divididas de la siguiente manera: 54 dibujos y acuarelas, 41 gráficas, 5 esculturas de bronce, 3 de cerámica y 14 piezas que son pinceles o pigmentos. Son piezas que abarcan los años que van de 1946 a 2013, año en que falleció el maestro mexicano.

Está previsto que esta importante colección permanezca varios meses abierta al público, y en ese lapso se realizarán otras actividades culturales relacionadas con la vida y obra de Fernando Castro Pacheco. (Mérida Cultura).