sábado, 26 de abril de 2014

Poético y doloroso llamado



Un libro expone la riqueza de la cultura maya y alerta sobre la discriminación hacia ese pueblo.


“Quien quiera disfrutar del canto de las aves no debe construir jaulas sino sembrar árboles”. Esta es una de las frases que pueden encontrarse en el libro “Lágrimas de oro: Aquí, ¡no hables maya” que acaba de publicar Jorge Cocom Pech, escritor, poeta, ensayista, narrador y traductor campechano, actualmente radicado en el D.F.


Esa obra es un bello texto donde se combinan la poesía y la filosofía con la descripción de tradiciones mayas que se pierden y las reglas que regían al interior de las familias y la comunidad de esa etnia. 

En sus páginas también hay una denuncia por la ininterrumpida discriminación que desde hace 500 años sufre esa parte de la población peninsular. Y hay un llamado a detener esto pues las consecuencias de no hacerlo son la extinción de esa importante raíz cultural de esta tierra.

Jorge Cocom, el autor de esa y otras obras de ese estilo, tiene un reconocimiento nacional e internacional. Parte de su trabajo ha sido traducido al inglés, francés, italiano, rumano, catalán y ruso. En México hay textos suyos en  mam, zapoteco y náhuatl.


Fue presidente de Escritores en Lenguas Indígenas,  y ha participado en  congresos, encuentros, coloquios,  talleres y festivales en  Canadá, Estados Unidos, España, Rumania,   Guatemala, Nicaragua, Panamá, Colombia, Chile y Venezuela.

De origen humilde, el escritor fue víctima en su niñez de la pobreza y esa marginación racista. Además observó cómo la sufrieron sus padres y sus abuelos y aprendió de ellos la dignidad con la que recurrieron a estrategias para enfrentar ese avasallamiento y conservar su cultura a pesar del costo que ello implicaba.

Su padre, quien elaboraba sombreros,  rechazó el apoyo oficial de despensas y material de construcción que ofreció el gobierno para poner piso de cemento la vivienda que habitaban en Calkiní, Campeche. Lo hizo porque de lo contrario tendría que votar por el candidato obsequioso. Su madre dejó la escuela al terminar el tercer año de primaria pues para continuar sus estudios era obligatorio que no asistiera con hipil al colegio. Ella prefirió dejar los estudios que abandonar su cultura.

Esos y otras vivencias personales están plasmadas en ese libro, cuyo título en maya es K’aak’an, ya’il icho’ob: Waye’, ¡ma’a t’aan ich maya! Es un ejemplar escrito en español y maya, editado por  Educal y Trillas, con tiraje de 1,000 ejemplares y precio de $230 . En esta ciudad el libro puede ser adquirido en la librería ubicada junto al teatro Daniel Ayala y en Museo Palacio Cantón.


Otro aspecto interesante del libro es una costumbre ya desaparecida: asignar un nombre oculto o secreto a los niños mayas. Es un nombre de poder, el que lo recibe no debe pronunciarlo ni escribirlo, sólo memorizarlo. El rito incluye un hermoso, poético conjuro: “13 vueltas dará tu espíritu alrededor del fuego, del aire, del agua…ahí donde estás de pie, ahí donde se sembró tu ombligo como ofrenda a la tierra de donde vienes”. (Mérida Cultura).

jueves, 10 de abril de 2014

75 años pintando maravillas.



  Mérida festeja el cumpleaños número 90 de un gran artista.

 

“Siempre estuve traqueteando y enfermo, y tuve dos infartos fuertes”, expresa don Ermilo Torre Gamboa, el artista de mil maravillas, al hablar de la fortuna de cumplir 90 años de edad, en plenitud de sus habilidades de pintor, abrazado por musas enamoradas y con los ojos atentos para seguir absorbiendo luz y color para dejarlos maravillosamente esclavizados en sus lienzos.


Pero la fortuna no es para él sino para todo el pueblo yucateco, al cual le pule el orgullo, le da esplendor con su talento que es tan grande como su sencillez.  La buena ventura es para todos los que admiran su trabajo, dentro y fuera del país, pues pueden seguir regocijándose con sus obras.


Con casi un siglo de vida don Ermilo no tiene las manos temblorosas de un anciano sino la firmeza y gracia de dos mariposas que giran sobre la primaveral paleta para buscar el color inédito y acomodarlo sin titubeos en el punto exacto del cuadro.


Los jubilosos invitados a esta celebración pueden participar en cualquiera, o ambas, de las dos salas de fiesta instaladas para convivir con las obras del homenajeado. Una de ellas es una sencilla muestra que se abrió este miércoles 9 en el Museo de la Ciudad, como parte del programa La Pieza del Mes. Ahí hay pinturas, utensilios y datos biográficos del artista, los cuales fueron puestos a la vista del público en ceremonia en la cual estuvieron el pintor, su esposa  Teresa Sierra Gutiérrez, y su nieto Jorge Espinosa Torre, quien heredó el talento de su abuelo.


La otra exposición, muy amplia, está en el Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán (Macay). Es una selección para conocer más sobre los 75 años de trayectoria de este maestro. Consta de dibujo, collages y otros cuadros más realizados en distintas etapas.


Don Ermilio ha presentado cerca de 60 exposiciones individuales en México, España, Estados Unidos y Cuba, recibió la “Medalla Yucatán” y en su nombre se creó una fundación en del apoyo al arte yucateco.


Retomando palabras del director de Cultura del Ayuntamiento, Irving Berlín Villafaña, con esas dos muestras se ofrecen al público el patrimonio cultural y estético de los talentos de la ciudad. (Mérida Cultura).

martes, 8 de abril de 2014

La controversia en la Bienal de Yucatán.



La obra de Martínez Bolio.

En todos los concursos hay inconformidades. ¿Son justificadas en este caso?

 

La categoría de Instalación fue la que mayor controversia causó en la sexta edición de la Bienal Nacional de Artes Visuales de Yucatán. Abundaron los que estuvieron a favor y en contra de la obra premiada, cuya autora, Larisa Itzel Escobedo Contreras, se llevó los $70,000 de premio.
La pieza ganadora.


Con el nombre de Ultimo Viaje esa instalación consistió en una mesa sobre la cual se puso a rodar un ferrocarril de juguete llevando encima una lámpara encendida.
En las orillas de la mesa se colocaron ramas artificiales a través de las cuales pasa la luz del tren en sus  recorridos, el haz llega hasta las cuatro paredes de la habitación en las que se pegaron rases y nombres de lugares, por ejemplo “El trabajo os hará libres”, “Tenemos hambre”, “San Petesburgo-Siberia” y “Berlín-Auschwits”. 
Otra vista de la obra de Rosa Elena.
El cuarto permanece a oscuras para apreciar el efecto lumínico, y una bocina deja escuchar el sonido de un convoy en marcha.


Otra concursante de la Bienal.
Hay quien considera que debió ganar Rosa Elena Martínez Bolio, quien concursó con un montaje en los que recurrió a su técnica de usar el bordado para crear figuras y frases, combinarlas con otros elementos y colocarlas de tal forma que parecen que flotan o que fueron detenidas en el espacio mediante una fotografía. 

De ese modo forman  una imagen surrealista, como un sueño lleno de fantasías que sólo una mente creativa como la suya puede generar.
Esta también concursó.


Martínez Bolio usó esta vez un cesto de pan flotante que deja caer su contenido sobre siete figuras humanas –niños, ancianos, mujeres, un joven- enlazados con hilos a un mapamundi, almohadas y otros objetos que yacen en el piso decorados con leyendas escritas con hilo bordado. A pesar de lo llamativo y creativo de este trabajo, su autora no recibió ni siquiera mención honorífica. 
Hubo quienes se inclinaron a favor de otras instalaciones que también concursaron en esa Bienal, pero en los concursos siempre hay polémica.


Hubo trabajos creativos.
La ganadora en la categoría de instalación, Larisa Escobedo, tiene 32 años de edad, nació en el Distrito Federal y reside en Morelos. Es licenciada en artes plásticas y tiene una maestría en esa rama, en ambos casos se graduó con mención honorífica. Ha sido catedrática y jurado en concursos de arte. Domina varias disciplinas audivisuales.


Entre los reconocimientos a su trabajo está el tercer lugar en un concurso nacional de animación y la selección de una de sus obras en  una bienal de Monterrey. 

La ganadora en fotografía.
Ha expuesto en varias partes del país así como en Estados Unidos, Tailandia, China, España, Croacia y Colombia.

En la categoría "Fotografía" el premio de $70,000 de la Bienal Yucatán 2013 fue para Ana Mariela Sancari, por su obra de la serie "El teatro de la memoria: Moises 2014". Ella es argentina pero radica en México.

domingo, 6 de abril de 2014

Una pintura que no es pintura gana un concurso de pintura.




Sorprende el cuadro ganador en esa categoría de la Bienal de Yucatán.

 

“Esta pintura no es pintura”. Esta es una de las expresiones que se escuchan por parte de quienes acuden a ver la obra ganadora de la VI Bienal Nacional de Artes Visuales de Yucatán 2013, en la categoría de pintura.



Pero otros espectadores expresan una positiva sorpresa ante ese trabajo: “Es muy creativo”, “Rompió con lo convencional”, “No me lo imaginaba...”


Los $100,000 para esta categoría fueron para Víctor Armando Mancilla Ríos, licenciado en Diseño de la Comunicación Gráfica, egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana y radicado en la ciudad de México.


Este creador participó en ese concurso con la obra denominada “Pintura de cabecera”, en la cual utilizó pigmento fosforescente, aglutinante y acrílico sobre tela.



Esta “pintura” de  metro y medio de altura por uno de ancho, no tiene ninguna imagen, sólo está colgado de la pared, iluminado con unas luces especiales. El público es quien “pinta”  el cuadro. Para ello se proporciona al espectador uno de esos apuntadores luminosos usados por los conferencistas para señalar la pantalla. 
Al enfocar el rayo lumínico sobre el cuadro, la luz permanece en este por varios segundos y va desapareciendo poco a poco. De esa forma el público  hace figuras o garabatos sobre él cuadro moviendo la luz del apuntador. Esas imágenes efímeras pueden verse por unos segundos.


Esa obra se exhibe en la galería del teatro José Peón Contreras junto con otras obras participantes en esa bienal. 


Víctor Mancilla ya ha recibido otros reconocimientos a sus trabajos artísticos. En 2005 obtuvo el primer lugar en fotografía en el concurso “Espacios en Acción” realizado por el Departamento de Evaluación del Diseño de la Universidad Autónoma Metropolitana.


Este joven creador  se mueve en el mundo del diseño interactivo, multimedia, animación, fotografía e ilustración. Maneja el lápiz, el óleo y la acuarela.

Trabajó en la empresa Leo Burnett de México, donde desarrolló campañas en redes sociales y otros sitios interactivos. También laboró para Ganem y Asociados, en las ramas de diseño y publicidad en internet. (Mérida Cultura).