lunes, 18 de noviembre de 2013

LA TELEVISIÓN ATROFIA AL PÚBLICO.


Hay que formar público para el teatro, dice Juan Ramón Góngora.

En Yucatán y en México en general los actores y directores de teatro están obligados a formar públicos para esta disciplina artística porque la televisión los atrofió. Es pequeño el público desarrollado para el teatro. Esto lo afirma Juan Ramón Góngora Alfaro, actor, director y profesor teatral con 15 años de experiencia en las tablas y quien desde hace dos años dejó la ciudad de México y regresó a esta su tierra para continuar su trabajo en ese campo.

Juan Ramón Góngora, actor, director y profesor de teatro. 
“Todos los mexicanos somos un público educado por la televisión”, señala. “Y eso impide que más gente se acerque el teatro, lo cual es lamentable porque, a diferencia de lo que ocurre con la tele, el teatro hace que la gente reflexione, que desarrolle su pensamiento y salga de la función con un nuevo conocimiento, con ideas diferentes y más enriquecido como persona”.
 
“Debido a lo anterior toda la gente que trabajamos en teatro estamos obligados a formar público para este género artístico. Y hay que recurrir a todos los trucos para lograrlo. Hay que hacerlo de forma sensible, amable, divertida o como sea. Esta tarea es importante porque la televisión mantiene a la población muy atontada, alienada en su pensamiento y en su sensibilidad”.

“En este contexto es loable el esfuerzo que hacen en estos días los directores teatrales Bryant Caballero y Ulises Vargas por presentar en Mérida una obra de Samuel Beckett. Esto es una oportunidad para sensibilizar al público local. Las piezas de Beckett te pueden gustar o no, pero es interesante verlas”.

Juan Ramón, en una de las funciones de ¡Adiós Pichorra!,
flanqueado por Desiré Solís y Elidé Uc. 
Respecto al llamado teatro regional yucateco, que tiene mucho público, Juan Ramón Góngora considera que ese género está regido por los valores de la televisión y otros medios masivos de difusión. Y una prueba de ello es que ahí abundan las parodias de programas televisivos y del cine. Opina que esas representaciones “ni si quieran son teatro” sino más bien son copias de modelos artísticos de la TV.

“El teatro es una experiencia humana”, expresa.

AL MEXICANO LE GUSTA REÍR Y LLORAR.

Por otra parte, en el trabajo de dirección teatral que realiza Juan Ramón Góngora son recurrentes la música y las canciones. Este creador  se inclina por el melodrama, el cual considera que es el género mexicano por excelencia, ya que a la población de este país le gusta llorar y reír. Un ejemplo de esa inclinación de Juan Ramón son los últimos proyectos que ha presentado desde que regresó a su tierra: “Adiós Pichorra”, “Las noches del cuplé y otras cositas”, “Los ojos de un hombre enamorado” y, en el ramo operístico, el espectáculo “Y Brillaban las estrellas”.

Aclara que, a diferencia de la televisión, él busca que en esos melodramas la gente no tenga sólo una diversión seca sino queque además reflexione, que aprenda más sobre la vida y la humanidad.

EL DIRECTOR, COMO UN PEQUEÑO DIOS.

Uno de sus proyectos fue colaborar con un espectáculo de
ópera de pequeño formato.
A pesar de esa inclinación, Góngora Alfaro dirige todos los tipos de géneros teatrales. Considera que  los directores de teatro juegan al Creador, son como pequeños dioses a los que gusta organizar las cosas. Pero sobre todo dirigen porque les gusta tener algo que decir, o bien expresar la última palabra en la obra u opinar cómo se debe expresar la trama de la pieza teatral.

Elogia que hoy día haya abundante número de actores en Yucatán y que se haya profesionalizado ese oficio con la apertura de la Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY).

Finalmente hace una observación: la población y, en particular, las autoridades, deben apoyar a los artistas locales. Opina que hace falta difundir el trabajo de la comunidad artística, ofrecerles espacio para su trabajo y financiar sus proyectos. Dice que fue un acierto que los organizadores del Festival Internacional de la Cultura Maya reconsideraran y cambiaran el programa de esa muestra anual para incluir a los artistas locales, ya que inicialmente los contratos eran para gente del interior del país y el extranjero.

Juan Ramón Góngora Alfaro estudió bachillerato en arte en el Cedart y después cambió su residencia a la ciudad de México para cursar la licenciatura en el Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la Unam, de donde egresó en la especialidad de dirección escénica. Como director ha participado en unos 30 montajes y como actor y profesor de teatro en  muchos más.

domingo, 10 de noviembre de 2013

LAS FOTOS DE SCHALKWIJK.


Impactantes, expresivas, sorprendentes…

 


Tiene un nombre impronunciable para los hablantes de lengua española, estudió hotelería pero nunca la ejerció, es de ascendencia holandesa y radica en Mérida desde hace ocho años.
 
Se llama Pim Schalkwijk, es un artista de la lente que de nueva cuenta expone ante el público yucateco y los turistas nacionales y extranjeros otro de sus muchos trabajos sobre fotografía.

Esta vez Schalkwijk participa en la exposición colectiva denominada “Detrás de las fachadas. Ciertos espacios interiores”, inaugurada el pasado martes 5 en el Centro Cultural Olimpo.
 
En esa exhibición llevó una obra del género de formato digital y tomas de 360 grados al cual dedica actualmente gran parte de su trabajo artístico. Con este formato de vistas de círculo completo busca que el espectador tenga una experiencia interactiva.


En el Centro Cultural Olimpo instaló una de esa fotografías, son imágenes a color de una cantina, en un formato grande. Esa foto circular está iluminada y suspendida para que el visitante pueda entrar a ese ruedo y sentirse “dentro” del bar. Esta instalación es uno de los elementos interesantes de esa muestra colectiva.

Una rápida revisión al trabajo de Pim muestra que es un fotógrafo seducido por la luz y está fascinado con el color, pero también conoce las propiedades de las imágenes en blanco y negro y aprovecha las virtudes de este género en algunos de sus trabajos.
 
Se constata además que Pim está embrujado por los contrastes del pueblo mexicano y los paisajes de esta tierra, así lo proclama en muchas de  sus fotos, las cuales hechizan también a sus seguidores.

Con más de 120,000 fotos en su archivo este experto en la cámara ya puede goza de su espacio en el muy competido campo de la fotografía artística.
 
Ha participado en varias exposiciones, ilustró libros y publicó trabajos en las revistas Ambientes, Traveler, México Desconocido, Pronatura, Terraventura, Bon Vivant y Arqueología Mexicana, entre otras. De hecho sus primeros trabajos comerciales en ese campo fueron en el ramo turístico.

-Estudié administración hotelera, pero después de graduarme descubrí que no quería trabajar en un hotel –indicó en una charla-. Entonces establecí una empresa turística que ofrecía paseos de aventura por la sierra tarahumara.
 
En esos recorridos tomaba fotos y escribía artículos para revistas y el periódico Reforma. Debido al éxito de esta tarea cancelé el proyecto turístico, empecé a viajar solo para tomar fotos y escribir.

Schalkwijk aprendió el oficio de su padre, quien tenía un estudio fotográfico. A los 14 años de edad recibió de este una pequeña cámara Kodak de cartucho 110 , fue el pago por barrer el estudio y encargarse de los líquidos de revelado y fijado.
 
 Actualmente trabaja en los ramos de fotografía arquitectónica, turismo y antropología. Pero su vasta producción abarca retratos, fiestas tradicionales, paisaje, naturaleza y la vida cotidiana de la población.
 

Para conocer más de su trabajo se puede visitar su portal de internet (de ahí tomamos parte de las imágenes que aquí mostramos) : http://aventuramexico.com.mx/Pim_Schalkwijk/Home.html