Se
abrió al público rica e interesante exposición colectiva de grabado.
Son
raras y escasas, difíciles de realizar, usan técnica muy antigua y pueden hacer
que el artista pierda la paciencia. Nos referimos a las obras en grabado, esa
disciplina artística en la que Yucatán descolló durante una época y después,
lamentablemente, se apagó.
Por
fortuna hay jóvenes creadores locales que retoman el desafío de revivirla y
llevarla de nuevo al nivel nacional que tuvo en el siglo XIX de la mano de
Vicente Gahona “Picheta”. En esa tarea se les unen veteranos pintores que
también agitan el pendón donde se lee que la gráfica local no está muerta, goza
de buena salud y está dispuesta a sorprender a las nuevas generaciones nacidas
en cunas de la internet.
Una
buen ejemplo de la creación que se viene realizando en esa materia puede verse
desde esta semana en el Centro Cultural Olimpo, donde el martes pasado se
inauguró la exposición “Mérida: Gráfica Contemporánea”.
Ahí se reúnen 50 obras
(44 de grabado y seis de litografía) realizadas por 16 artistas, de los cuales
una parte son pintores con larga trayectoria y el resto son jóvenes que
comienzas sus carreras artísticas.
En
el primer grupos están, por ejemplo, Alonso Gutiérrez, cuyo estilo pictórico se
presta mucho para el grabado. Uno de los cuadros que é instaló ahí confirma su
habilidad para el manejo perfecto de la luz y la oscuridad. A su vez, los
trabajos de Sandra Nikolai dejan ver la importancia que tiene el impresor para
completar la propuesta del artista.
Ya se sabe que muchos buenos pintores son
malos impresores, de modo que es mejor dejar esto último a los expertos. Lograr
negros sólidos o bien alcanzar blancos con ciertas texturas es ejemplo de lo
que se logra con esa simbiosis artista-impresor.
Los
conocedores del difícil arte del estampado está dando brincos de alegría con
esa colección instalada en dos salas y agrupadas por formato o por autor. Hay
trabajos figurativos y narrativos en los que se utilizaron personas, animales y
otros elementos de la naturaleza, otros más son abstractos, dejan que el
público aporte interpretaciones a lo que se pone ante sus ojos.
En
materia de técnica puede verse ahí cuadros
de aguafuerte sencillo, aguatinta al azúcar, monotipia y huecograbado
sobre cobre trabajado en forma lineal y sintético. También se ve el uso de la
placa sustituta y linoleos que exponen el control de esa disciplina y manejo de
los instrumentos por parte del artista.
Hay
además trabajo a mezzotinta, la cual es una variante que muestra el esmero del
creador para lograr los medios tonos, las luces y las sombras.
Entre
los cuadros que sobresalen en esta colección están los de Salvador Baeza,
realizados con aguafuerte y aguatinta a
color, para lo cual se requiere dos placas y sendas impresiones.
Hay
dos trabajos de xilografía de la maestra Aurora Caro. La madera estuvo bien
trabajada por esta pintora experta, sus numerosos alumnos deberían ver esta
exposición para aprender más.
En
materia de litografía sólo se muestran seis trabajos, cinco de ellos a color.
Es una técnica cuya principal dificultad local ya fue subsanada: hace un año se
logró tener una prensa propia, y se trajo mármol italiano para las
producciones.
Esa
exposición está llena de sorpresas. Hay un trabajo de Renato González, artista
integrante del Sistema Nacional de Creadores que estuvo en Mérida para impartir
un curso y acudió al taller de la asociación local de grabadores para hacer un
trabajo e incluirlo en esta muestra.
Los
artistas participantes en esta exposición, además de los ya mencionados, son Mariel Ávila, Beatriz
Castillo, Mariana Ceballos, Adrián Bastarrachea, Georgia Charuhas, María Luisa
Erales, Celina Fernández, Alejandro Jurado, Gabriel Ramírez, Miguel Ángel Reyes
y Alberto Urzaiz. Esa colección permanecerá abierta hasta el 3 de mayo.
No lo olvide, grábese en su mente visitar esta muestra. Es gratis. (Mérida Cultura)
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