Amplio panorama de la civilización maya en una exposición.
Desde principios de este mes muchos siglos de misterio,
encanto y conocimiento se asoman ante la
mirada de habitantes de esta capital y de turistas que nos visitan, gracias a una
singular exposición que ya causó asombro en
el extranjero.
Hablamos de la colección “Mayas, el lenguaje de la belleza”
que ofrece el Museo Regional de Antropología Palacio Cantón. Es una amplia muestra de 278 piezas
procedentes de distintas regiones y épocas de esa civilización prehispánica que
fueron reunidas para ser mostradas en China. Unas 40 de ellas provienen de
Yucatán.
Nos preguntamos por qué este valioso conjunto no está en el Gran Museo del Mundo Maya, construido con millonaria inversión cuyo monto y condiciones siguen ignorados por la población. Se supone que ese edificio fue creado para exhibiciones de este tipo.
Aquí te ofrecemos algunos aspectos de esa interesante muestra:
El cuerpo como lienzo.-
Las intervenciones de la apariencia del cuerpo, una práctica cuyo propósito es
modificar el aspecto físico, constituyen un
elemento común en todas las sociedades pasadas y actuales.
En el mundo mesoamericano, y en particular entre los mayas,
la población se ocupaba de su belleza.
Todos los días se realizaban peinados y se ponían pintura en la piel. Tenían
además otros arreglos para ocasiones festivas.
Algunos de esos adornos, como los tatuajes y cicatrices
realizadas a propósito, cambiaban para siempre el aspecto de la persona. Esto
era considerado expresiones visibles de
identidad cultural o de pertenencia social.
Entre las
modificaciones permanentes que llegaron a tener especial importancia se encuentra la escarificación
facial y los ornamentos dentales así como la modificación de la forma de la
cabeza, la creación de estrabismo y las perforaciones en labios, nariz y orejas para lucir adornos.
El cuerpo de color.-
La pintura corporal, como ya dijimos, era una práctica cotidiana y generalizada
entre todos los integrantes de la sociedad maya, en esto no había distinción de
clases ni de sexo.
Cronistas que vieron esta práctica narraron que la gente se untaba el cuerpo y el rostro
con un ungüento de color al que en ocasiones añadían un bálsamo aromático.
También se estampaban la piel con
motivos decorativos hechos mediante
sellos de cerámica planos o cilíndricos.
Además ese decorado tenía otro fin práctico: protegía contra
los mosquitos, el calor y el sol.
El cuerpo en
movimiento.- Se exhibe la escultura de un acróbata que data del período de
600 a 900 años después de Cristo, proviene de Tabasco y es ejemplo de que el
arte maya se distingue por la gran cantidad de representaciones de la figura
humana que alcanzan altos niveles de detalle y virtuosismo, mostrando el cuerpo
con gozo y sensualidad.
Ese acróbata se muestra con los brazos cruzados al frente,
las manos bajo el mentón, y el cuerpo flexionado en 90 grados hacia arriba,
dando clara cuenta de la gran flexibilidad y expresión del cuerpo humano.
Voces en piedra.- Esta exposición incluye piezas
relacionadas con la escritura maya, uno de
los enigmas más atrayentes de esta cultura. Esa civilización utilizaba entre
2500 y 400 grafías para elaborar sus inscripciones jeroglíficas.
Muchos de esos glifos representan una variedad de animales y
se usaron para nombrar a estos pero
también para formar otras palabras homófonas, es decir, palabras con otro significado, pero con sonidos o valores de lectura similares.
Enfermedades.-
¿De qué se enfermaban los mayas? Al menos de hidropesía o retención de líquidos
en los tejidos, principalmente en el
vientre aunque también se presenta en
los tobillos, muñecas, brazos y cuello. Ese padecimiento es signo
clínico de que la persona sufre de otras enfermedades del corazón, riñones y
aparato digestivo.
Se considera que ese mal era común entre los mayas por la
cantidad de representaciones que se han encontrado de esa enfermedad. Incluso
el libro sagrado de los mayas, el Popol Vuh, habla de dos señores del inframundo
que provocaban a los hombres puso e hinchazones muy dolorosas.
En esta
exposición hay piezas escultóricas que hablan de ese problema de salud entre
ese pueblo.
Textiles.- En
esta muestra hay varios fragmentos de textiles prehispánicos, están en una urna
que, a diferencia del resto, no está iluminada para evitarles daño por la
luz y calor. Este tipo de vestigios son raros porque se degradan y pierden fácilmente por ser orgánicos. Los que se
muestran aquí fueron
obtenidos en exploraciones realizadas al Cenote Sagrado, en Chichén
Itzá.
La belleza del
plumaje.- Las plumas de aves exóticas,
símbolo de riqueza, fertilidad, poder y belleza, tuvieron un papel
medular entre los mayas. No se conserva
ningún trabajo plumario de esa época.
Pero las pinturas y esculturas evidencian
la existencia de artesanos hábiles que elaboraron tocados, forros de escudos,
adornos de lanzas y de palanquines así como abanicos y otros objetos más usando bellas plumas que pegaban con resinas
sobre papel vegetal o armazones de
madera y mimbre. También las entrelazaban con textiles para formar prendas
multicolores.
Guerra y territorio.-
El tema bélico tuvo particular relevancia en el arte y la iconografía mayas durante el período Clásico, cuando la guerra se
convirtió en un símbolo de autoridad.
En ese tiempo las imágenes de cautivos de
alto rango capturados en otras urbes
figuraron al centro de múltiples pinturas y esculturas. Con frecuencia aquellos son
mostrados atados y sojuzgados y con sus
nombres inscritos para ser identificados.
Como ejemplo de esto se
exhibe a un personaje de Toniná,
Chiapas, que porta un gran sombrero y
orejeras de papel.
También hay muestras de indumentaria bélica. Se exhibe la
figura de un guerrero listo para la batalla, con escudo, lanza, yelmo y un
complejo tocado que semeja la figura de un animal adornado con bellas plumas de
quetzal.
En esta extensa colección que se reparte en los dos pisos
del Palacio Cantón, también hay figuras
de animales (murciélagos, patos, coatís y peces). Junto a cada pieza hay explicaciones sobre qué significado
tenían estos en esa cultura precolombina o por qué le daban importancia.
Otros asombrosos ejemplares prehispánicos que se puede ver ahí son “El escribano" (un incensario efigie
hallado en Mayapan) y la escultura de un
Chac Mool (Garra roja o Brujo rojo), que es quizá la imagen más difundida del
arte escultórico maya y es considerado
guardián de ceremoniales que se
realizaban en los templos y era
intermediario entre los hombres y los
dioses.
Hay otras piezas más que dejan ver la cantidad de
deidades y entidades sagradas que
veneraba ese pueblo. El panteón maya es enormemente complicado porque lo
integran deidades con características contrapuestas.
Esta exposición incluye una gran pantalla interactiva que
resulta especialmente interesante para los niños. Es una línea del tiempo, las imágenes y explicaciones de cada período aparecen al apretar los
botones.
Sin duda, esta es una colección para disfrutar, vale la
pena visitarla más de una vez para tener
tiempo de apreciar cada pieza y saborear el conocimiento que nos trae sobre esa asombrosa civilización.
(Mérida Cultura)
Este museo está en Paseo de Montejo , abre de 8 a 5 de
la tarde, de martes a domingo. El boleto cuesta $52, pero es gratis para
adultos mayores, estudiantes y profesores. Los domingos no pagan los visitantes
nacionales.
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