Es el único de su tipo en Mérida en el concepto de cine y restaurante.
Atractivo,
acogedor e interesante, así resulta la experiencia de cine y cena en La 68, la
Casa de Cultura Elena Poniatovska en esta ciudad, un recinto en el que la
promoción cultural relega al interés mercantilista.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5WO81xJVaKH01jG1Stk-FtJYNQ-1pHyWODk5vG8vOL5yFpA-T5PdUQWRSdTX4gWZvD95syaZmAzRk6yiqhvujorcMGgF0o3FWUAyMmerwuUWYVVVrVCXmJNhvDNIAf1G4wiOTBfYULKs/s1600/LA+68+(9).jpg)
Esos visitantes son parte de los
asiduos asistentes a ese recinto, y dan la impresión que aprovechan más que los
meridanos de ese hospitalario rincón meridano.
Tampoco
se asombre de las bajas tarifas. El boleto para ver documentales y películas
premiadas o postuladas para recibir reconocimientos es de $15 y $30. Repetimos
las cifras para que no haya duda: quince y treinta pesos por persona. Las
funciones se proyectan en un cine al aire libre y en una sala que incluye
hamacas por si usted quiere esta alternativa para ver las películas.
Respecto
al restaurante, en su menú hay cerveza clara y oscura, a $25 (incluye una
sabrosa botana de papa con salsa de tomate). Los refrescos y el agua de sabores
tienen el mismo precio.
La lista de
guisos que se ofrecen es variada. Hay lasagna, pizas, quesos y platillos vegetarianos.
El paquete de mayor precio es de $300 e incluye una botella de vino.
Hace
unos cuatro años la escritora Elena Poniatovska y famiiares suyos crearon ese centro
cultural. Acondicionaron sugestivamente una vieja casona ubicada en el cruce de
las calles 68 y 53 convertirlo en recinto para las artes y otras
manifestaciones culturales. Es fácil dar con él, su fachada es inconfundible
debido a la forma en que está pintada.
Adentro
se puede recorrer un salón donde se exhiben y venden artesanías locales y de
otras regiones del país, así como algunas obras de arte de artistas locales o
establecidos en esta capital. Artículos de textil, madera, vidrio y barro así
como joyería, ropa, bolsos, bastones, libros y alimentos naturales son parte de
esa amplia muestra.
Más
allá está un afable restaurante decorado en forma rústica, protegido
parcialmente por un techo de teja y decorado con abundantes plantas y lámparas en
los muros.
Después
de serpentear por un pasillo se llega a la sala al aire libre y, más allá, el
salón cerrado con hamacas. Ese centro cultural también tiene un pequeño
escenario para eventos artísticos, talleres y otras actividades más.
En resumen,
La 68 es un concepto singular que ofrece en un ambiente afable y generoso las
alternativas para desayunar, cenar, disfrutar de buen cine o hacer la tertulia
con los amigos alrededor de un buen café, un vino apetitoso o una helada
cerveza. (Mérida Cultura).
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