Un grupo de pobladores de Chapab ha llevado
su arte al interior del país y al extranjero.
Todos ellos son del municipio de Chapab.
Entre semana realizan tareas de albañil, vaqueros, artesanos, profesores y
otros oficios más. Pero los viernes por la noche se transforman en estrellas,
ese día ellos son el centro de la atención, generan emociones y aplausos y
admiración.
Ellos son los integrantes del espectáculo de
juego de pelota maya Pok ta Pok que
semanalmente se ofrece a las puertas de la Catedral para atracción de los
turistas y disfrute de los meridanos.
Además llevan tambores, caracoles, sonajas,
flautas, canastos, incensarios, bastones y jícaras así como lanzas, banderolas,
un atril, tunkules (troncos huecos con sonido de tambor) y un fogón. Todo ello
tiene como fin de servir de escenografía y también para el ceremonial de
purificación que realizan como parte de la representación del Pok ta Pok.
Hace unos meses el Ayuntamiento empezó esas
demostraciones del juego de pelota maya como parte de su programa de eventos
fijos semanales para el disfrute de los turistas y la población meridana en
general. Para ello contactó a esos ejecutantes de Chapab, un pequeño poblado del sur del estado.
Este grupo de jugadores-actores surgió por
casualidad hace unos siete años. Y su éxito fue tal que ya se presentaron fuera
de Yucatán e incluso hicieron un viaje a Italia para ofrecer esa demostración.
Según relatan, varios de ellos se encontraban
trabajando en Campeche cuando vieron a un grupo de actores del norte del país
realizar esas exhibiciones. Entonces ellos se cuestionaron
a sí mismos: “Ellos no son mayas y sin embargo hacen esto. Nosotros sí somos
mayas ¿por qué no podemos hacer lo mismo?”.
Entonces se organizaron, improvisaron su
vestuario y comenzaron a practicar en una cancha de basquetbol de su pueblo. Su labor despertó
interés, los invitaron a realizar demostraciones en escuelas, festejos y otras
actividades de ese tipo en esa población y otras localidades cercanas.
Posteriormente su fama trascendió. Los llamaron de Monterrey, Acapulco y
otros puntos más del país.
Hace tres años una institución de gobierno los envío a Verona,
Italia. En esa ciudad europea permanecieron una semana,
realizando tres presentaciones diarias en una concurrida plaza.
Actualmente son ocho los integrantes del
grupo que cada semana arriban a las seis de tarde a esta capital cargando sus
implementos y se dirigen sin ser recocidos hacia las puertas de la Catedral. Ahí uno de ellos enciende un fogón
y prepara la escenografía.
El resto del equipo entra a un pequeño vestidor del que poco
después salen transformados en guerreros precolombinos. Posan para turistas que
les piden fotografías y después caminan hasta la calle, convertida en campo de
pelota maya, donde ejecutan su demostración, generan aplausos y después se despiden para regresar a su pueblo y al anonimato.
(Mérida Cultura).
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