domingo, 3 de agosto de 2014

De Yucatán a Italia






Un grupo de pobladores de Chapab ha llevado su arte al interior del país y al extranjero.


Todos ellos son del municipio de Chapab. Entre semana realizan tareas de albañil, vaqueros, artesanos, profesores y otros oficios más. Pero los viernes por la noche se transforman en estrellas, ese día ellos son el centro de la atención, generan emociones y aplausos y admiración.



Ellos son los integrantes del espectáculo de juego de pelota maya Pok ta Pok que semanalmente se ofrece a las puertas de la Catedral para atracción de los turistas y disfrute de los meridanos.

En esa escenificación todos ellos se maquillan el rostro y el pecho, se coronan con penachos y se ponen vestuario para lucir de la forma en que quizá se veían los integrantes de los antiguos pueblos que formaban el área maya cuando se presentaban en ese rito.

Además llevan tambores, caracoles, sonajas, flautas, canastos, incensarios, bastones y jícaras así como lanzas, banderolas, un atril, tunkules (troncos huecos con sonido de tambor) y un fogón. Todo ello tiene como fin de servir de escenografía y también para el ceremonial de purificación que realizan como parte de la representación del Pok ta Pok.


Hace unos meses el Ayuntamiento empezó esas demostraciones del juego de pelota maya como parte de su programa de eventos fijos semanales para el disfrute de los turistas y la población meridana en general. Para ello contactó a esos ejecutantes de Chapab, un pequeño poblado del sur del estado.

Este grupo de jugadores-actores surgió por casualidad hace unos siete años. Y su éxito fue tal que ya se presentaron fuera de Yucatán e incluso hicieron un viaje a Italia para ofrecer esa demostración.


Según relatan, varios de ellos se encontraban trabajando en Campeche cuando vieron a un grupo de actores del norte del país realizar esas exhibiciones. Entonces ellos se cuestionaron a sí mismos: “Ellos no son mayas y sin embargo hacen esto. Nosotros sí somos mayas ¿por qué no podemos hacer lo mismo?”.

Entonces se organizaron, improvisaron su vestuario y comenzaron a practicar en una cancha de basquetbol de su pueblo. Su labor despertó interés, los invitaron a realizar demostraciones en escuelas, festejos y otras actividades de ese tipo en esa población y otras localidades cercanas. Posteriormente su fama trascendió. Los llamaron de Monterrey, Acapulco y otros puntos más del país. 


Hace tres años una institución de gobierno los envío a Verona, Italia. En esa ciudad europea permanecieron una semana, realizando tres presentaciones diarias en una concurrida plaza.

Actualmente son ocho los integrantes del grupo que cada semana arriban a las seis de tarde a esta capital cargando sus implementos y se dirigen sin ser recocidos hacia las puertas de la  Catedral. Ahí uno de ellos enciende un fogón y prepara la escenografía.
El resto del equipo entra a un pequeño vestidor del que poco después salen transformados en guerreros precolombinos. Posan para turistas que les piden fotografías y después caminan hasta la calle, convertida en campo de pelota maya, donde ejecutan su demostración, generan aplausos y después se despiden para regresar a su pueblo y al anonimato. (Mérida Cultura).

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