miércoles, 14 de octubre de 2015

El atractivo de lo incompleto



Deslumbrado por Van Gogh, este pintor yucateco terminó deslumbrando con su propio estilo . 

La semana pasada se inauguró en la galería del teatro “José  Peón Contreras” una  exposición de 47 obras del pintor yucateco Gabriel Ramírez Aznar, con la cual se celebran los 50 años de trabajo de este creador, quien se considera “un pintor de temporal” pues dice que nunca buscó hacer carrera en este género artístico.

Este artista, ganador de premios y  quien en enero próximo cumplirá  78 años de edad, es considerado como uno de los que influyeron en México a transformar el concepto de arte contemporáneo. Su obra abstracta es parte de colecciones en varios lugares de la República así  como en  Israel, Cuba,  Nicaragua y Chile.


A pesar de su fama y la demanda que tienen sus pinturas no considera a estas como algo extraordinario sino fruto de un  gran esfuerzo.  Mantiene la modestia de considerar que sus creaciones no son algo maravilloso sino resultado de ese intento de que todo trabajo esté hecho lo mejor posible.

No son abstractos.


En entrevistas y charlas que ha dado sobre su trabajo, Ramírez Aznar ha planteado que sus cuadros no son totalmente abstractos pues él tiene  una fijación  muy grande con la línea, el dibujo y la figura. Siempre incorpora alguno de estos elementos en sus pinturas, de modo que ninguna de ellas es totalmente abstracta.

A su edad sigue arriesgando para conseguir lo mejor pues opina que en la pintura y toda actividad en general “cuando se es demasiado educado, demasiado correcto, demasiado serio y se está satisfecho con  lo que se tiene entonces ya no se arriesga para conseguir lo mejor”.

Sus cuadros dan la impresión de no estar terminados, casi en todos ellos hay fondos blancos, el blanco siempre está presente como protagonista o complemento junto con otros colores y trazos.

Lo fortuito  y lo inacabado.


“Mi experiencia me ha enseñado que lo incompleto es lo más atractivo, lo más profundo y lo más expresivo”, ha dicho sobre ese aspecto de su obra, en la cual trata de comunicar ese concepto sobre lo inacabado.

“Sigo creyendo que lo más valioso de mi pintura es lo fortuito, el hallazgo, el dejarse llevar por la inventiva. La capacidad de sugerir y estimular al espectador a participar de ella”.

Sus obras se inspiran en el clima  cálido de esta tierra, en  la intensa luz que la baña todo el año. Por ello tienen colores intensos. Los nombres de varias de sus pinturas reflejan lo anterior: “Itzimná aéreo”, “Maya”, “Encuentro de Kukulkanes”, “Rocas bajo la luz”, “Mediodía vivo” y “Locura en los vientos”.

Para realizarlas también se nutre también de su pasión por el cine, la música y la literatura. Gabriel Ramírez es además escritor e investigador de cine.

La colección que ahora se muestra en el teatro ya citado se denomina "Los colores y las líneas", sólo estará disponible para el público este octubre. Consta de 47 piezas realizadas en acrílico, óleo sobre tela y técnica mixta en los años 2013, 2014 y el actual.

Gabriel Ramírez tenía 17 años de edad cuando dejó Mérida y se estableció en la ciudad de México,  donde en 1959 comenzó a pintar. Lo hizo deslumbrado por Van Gogh. Su primera exposición fue en 1965, en la Galería Juan Martín. Ese mismo año participó en la IV Bienal de Jóvenes en París, Francia.

Según  el Museo Fernando García Ponce-Macay, donde hay una colección permanente de su trabajo, este artista plástico ha recibido premios nacionales e internacionales: Premio Internacional de Dibuix “Joan Miró” (en sus ediciones de 1972 y 1975), en Barcelona, España; Medalla Yucatán (1986) que otorga el gobierno de Yucatán; Beca  del FONCA en su calidad de creador artístico (1989 y 1999); Premio Literario Antonio Mediz Bolio (1997) por La Cosa Cultural, y la Medalla al Mérito Artístico del Instituto de Cultura de Yucatán (1998).


Sobre su vida y obra se han editado distintas publicaciones y realizado documentales para televisión. 

Junto con esta exposición de la que hablamos se presentó el Catálogo Ramírez Aznar, editado por la Sedeculta y el cual reúne su obra en estos 50 años de trayectoria. Son  155 páginas que incluyen comentarios de José de la Colina, Blanca Luz Pulido y el propio pintor. (Mérida Cultura).


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