miércoles, 21 de octubre de 2015

De Televisa a Mérida



Un  actor que ha hecho de todo lanza una mirada al ámbito cultural local.



Hace  diez  años  el actor Álvaro Carcaño cambió de escenario, dejó la congestionada  ciudad de México y se estableció en  Mérida con su esposa Maribel Vargas. En esta “capital  cultural” subió de nuevo a las tablas, fue catedrático, intentó establecer un colegio de actuación  y miró incrédulo la maraña artística local que no cuaja en un  plan de cultura que aporte al crecimiento social de la población.

Este artista se suma a las voces locales que deploran el camino que tomó el llamado teatro  regional yucateco, el cual en realidad es  un teatro de revista con números de baile, cantantes y actuación que parodian películas o series  televisivas y en  unos casos está cargado de insultos o burla ofensiva.

Entre las actividades que él realiza en esta capital está la dramaturgia. Ha elaborado monólogos con los que él se ha presentado en distintos foros. 
El último de ellos fue “¡Mira lo que traje, mamá!”, que estrenó en el teatro “José Peón Contreras”. Es un texto que invita a voltear al problema de los niños de la calle y hacer algo para terminar  con el  problema.

En esa historia se narra el caso de un hombre que vive con su madre anciana y de modo fortuito  entabla conversación  en un parque con una niña que confiesa carecer  de  hogar  ni familia. El hombre la lleva a su casa e infructuosamente intenta hallar a parientes de la pequeña, la cual se convierte  en fuente de alegría y sorpresas en su nuevo hogar. Pero hay un desenlace fatal  en esa historia.

Si bien  el numeroso público que acudió a esa presentación disfrutó del trabajo del actor en ese melodrama, se extravió en la historia narrada. La obra concluyó sin  que los espectadores supieran que esta había llegado a su final, a pesar de que el actor había dejado el  escenario.  Transcurrió un pesado silencio hasta que alguien lo rompió con su aplauso y entonces  se le unió el resto de los asistentes.

Medios siglo ante el  público.


Álvaro Carcaño es un  veterano actor, lleva más de 50 años en ese medio, el cual conoció desde que era pequeño y su madre  lo llevaba a clases de actuación. 
La mayor parte de su carrera la hizo en el  doblaje para cine y televisión, en aquella época cuando esa  especialidad alcanzó gran  desarrollo y puso el nombre  de México en el medio internacional.

Este artista prestó su voz para uno  de los personajes de la serie de dibujos animados La Pantera Rosa y fue parte del elenco del programa infantil de televisión "Odisea Burbujas".
Según  varias fuentes,  también estuvo detrás del micrófono en las películas Patch Adams, El rey león, El capitán Nemo y la ciudad sumergida, Lomax, Los héroes de Hogan, El crucero del amor, Dos perfectos desconocidos y otros filmes más.

También hizo radio, guionismo,  pantomima, dirección y adaptación. 

Ha pisado todo tipo de escenarios con  trabajos para distintos públicos, incluyendo el infantil. El teleteatro, una pequeña telenovela y un trabajo con la Compañía Nacional de Danza también figuran en  su palmarés. 
En Mérida  amplió su lista de experiencias al participar en un proyecto con la Orquesta Sinfónica de Yucatán.

Sus estudios.

Carcaño estudió en  la Escuela de Teatro de Bellas Artes y en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM. En París tomó cursos de pantomima con el legendario Marcel Marceau.

En Mérida, apoyado por su esposa, una guatemalteca crecida en Ecuador y nacionalizada mexicana, abrió una escuela de teatro que después cerró. También han realizado distintos montajes teatrales, principalmente monólogos que ofrecen  una  o dos veces al año. Fue catedrático de la Escuela Superior de Artes de Yucatán.

Quienes han charlado con él saben de su postura de pedir que las autoridades locales del ramo cultural ofrezcan más calidad que cantidad  en sus programas oficiales, así como de la necesidad de generar entre la población mayor gusto por el teatro y que este se acostumbre a pagar por el consumo cultural.

Con frecuencia se ve a este artista entre el público que asiste a los distintos teatros locales que ofrecen proyectos estudiantiles, amateur y profesionales, una diferencia que, dice, debe establecerse para no engañar a quien acude a presenciarlos.


Álvaro Carcaño también es amante de los perros. Tiene  un pequeño can que en ocasiones lleva incluso al  teatro. Luce como un hombre sencillo,  realizado y feliz. Al parecer, su vida ha sido de película. (Mérida Cultura).

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