lunes, 7 de diciembre de 2015

Yucatán visto por un artista francés




Dice que descubrió lo escondido entre la ficción y la realidad.



“En Yucatán la omnipresencia de la ruina es constante. Se halla en ciudades mayas, haciendas  y monasterios y también en su capital Mérida, donde hay muchas casas abandonadas”, dice Guillaume Lepoix, artista galo que después de pasar tres meses en esta tierra presenta cinco trabajos realizados con base en lo que  vio aquí durante ese tiempo.

Esas obras son en los géneros de pintura, dibujo, instalación, fotografía y vídeo, y en  ellas, dice, trata de encontrar el punto de equilibrio , la interfaz entre “entre la ficción y la realidad en Mérida”.

Los cinco trabajos se exponen desde esta semana en galería Frontground (ante Galería “Manolo Rivero”), donde ese extranjero tuvo su taller.  Lepoix arribó  como parte del  programa “Interfaz Residencias Cruzadas” que tiene Yucatán  con una región francesa de Bretaña.

Ese plan consiste en un cruce de artistas. Creadores yucatecos van a esa tierra y los de allá vienen a esta región. Al final de su estancia deben crear obras y exponerlas. Ese intercambio es realizado por la Escuela Superior de Artes de Yucatán, el Instituto Francés de América Latina y la Escuela Europea Superior de Arte de Bretaña.

Esas residencias cruzadas reciben el nombre de “La fábrica de las imágenes”.

La fotógrafa local Mariana Sánchez Alday viajó a Francia como parte  de ese programa, y esta semana también inaugurará su exposición  en ese país.

-Después de tres meses de la creación, esta exposición se puede leer como un documento de trabajo –expresa Guillaume Lopoix-. Durante este tiempo he tratado de encontrar una " intimidad perdida", hallar el espacio turístico fugitivo entre la ficción y la realidad cotidiana.

-A través de la pintura, el dibujo, la instalación, la fotografía y el vídeo trato de encontrar el punto de equilibrio , la interfaz entre esos dos elementos.

El artista galo también explica que usa el arte para explorar los diálogos entre el mundo digital y el paisaje, entre el humano y lo que queda del mundo natural.

Las  obras que él  expone en la Galería Frontground llevan los títulos de Censura, Los árboles, Inframundo, El espectro, Souvenirs  y La escena.

-Yucatán es un país llano pero sus habitantes tienen una relación de " verticalidad " con el fondo de la tierra –dice este creador al  explicar  una de sus obras (Inframundo), realizada después de que conoció los cenotes.
Considera que el terreno llano y esos ríos subterráneos son una interfaz. Esta forma de interfaz, agrega, también se da en el mundo de la informática, ahí está representada por la red virtual.

-Mirar el paisaje del cielo meridano es como ver una multitud de redes que se nos aparece. Es como si el centro de Mérida se derrumbara sobre sí mismo.

Respecto a Censura, otro de sus trabajos, dice:

-Las piedras usadas para construir las iglesias Mérida procedieron de antiguos templos mayas. En Yucatán la omnipresencia de la ruina es constante. Se halla en ciudades mayas, haciendas  y monasterios y también en su capital Mérida, donde hay muchas casas abandonadas.

Esta obra consisten fotos de templos católicos sobrepuestos para formar una pirámide prehispánica. “Con estos elementos se crea un nuevo edificio que combina y confronta dos mundos, dos épocas”. añade.

Respecto a su escultura “El espectro”, hecha de hierro y cintas de colores, dijo que al crearla se imaginó “un ritual en marcha, un frenesí de cintas semejantes a oraciones. Esta multitud de cintas revela una silueta fantasmal, no como una presencia que ronda de noche sino más bien como un espectro sobrecargado de colores”.

Para realizarla se inspiró en  la imagen de San Charbel Makhluf (santo  maronita libanés del siglo XIX) expuesta en la Catedral y que se caracteriza por las cintas de colores con peticiones que los feligreses colocan sobre esa figura.

Respecto al vídeo que elaboró, este puede observarse en You Tube (https://youtu.be/_Sh9RRN09as).


Ahí muestra el viejo y abandonado teatro de lo que fue el Círculo Camionero.  Considera que ese edificio cobra vida con el movimiento que producen sobre él las plantas que lo cubren y los animales que lo rondan.

“Ahí, la naturaleza juega tranquilamente su programa”, expresa el artista (Mérida Cultura).

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