domingo, 23 de marzo de 2014

“La 68”, un recinto cultural especial.



Es el único de su tipo en Mérida en el concepto de cine y restaurante.


Atractivo, acogedor e interesante, así resulta la experiencia de cine y cena en La 68, la Casa de Cultura Elena Poniatovska en esta ciudad, un recinto en el que la promoción cultural relega al interés mercantilista.

Si usted acude a ese sitio ubicado entre Santiago y Santa Lucía no se extrañe de hallar  ahí a extranjeros provenientes de Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y Francia, generalmente vestidos con ropa ligera. Ellas con atuendos ligeros, y ellos con bermudas, camisetas y sandalias para estar cómodos y relajados. 
Esos visitantes son parte de los asiduos asistentes a ese recinto, y dan la impresión que aprovechan más que los meridanos de ese hospitalario rincón meridano.

Tampoco se asombre de las bajas tarifas. El boleto para ver documentales y películas premiadas o postuladas para recibir reconocimientos es de $15 y $30. Repetimos las cifras para que no haya duda: quince y treinta pesos por persona. Las funciones se proyectan en un cine al aire libre y en una sala que incluye hamacas por si usted quiere esta alternativa para ver las películas.

La sala al aire libre tiene fue acondicionada en un pequeño patio con jardín con altos ejemplares de bambú y enredaderas. Sus frondas dejan ver las estrellas y la luna. Las butacas están colocadas a desnivel para que las personas de adelante no tapen la vista de los que están atrás, y tienen mesas intercaladas para tomar un aperitivo o cenar durante la función. Atentos jóvenes que sirven como meseros se le acercan para tomar su pedido y llevarle el servicio y, al final de la función, entregarle la cuenta.  

Respecto al restaurante, en su menú hay cerveza clara y oscura, a $25 (incluye una sabrosa botana de papa con salsa de tomate). Los refrescos y el agua de sabores  tienen el mismo precio. 


La lista de guisos que se ofrecen es variada. Hay lasagna, pizas, quesos y platillos vegetarianos. El paquete de mayor precio es de $300 e incluye una botella de vino.

Hace unos cuatro años la escritora Elena Poniatovska y famiiares suyos crearon ese centro cultural. Acondicionaron sugestivamente una vieja casona ubicada en el cruce de las calles 68 y 53 convertirlo en recinto para las artes y otras manifestaciones culturales. Es fácil dar con él, su fachada es inconfundible debido a la forma en que está pintada.

Adentro se puede recorrer un salón donde se exhiben y venden artesanías locales y de otras regiones del país, así como algunas obras de arte de artistas locales o establecidos en esta capital. Artículos de textil, madera, vidrio y barro así como joyería, ropa, bolsos, bastones, libros y alimentos naturales son parte de esa amplia muestra.


Más allá está un afable restaurante decorado en forma rústica, protegido parcialmente por un techo de teja y decorado con abundantes plantas y lámparas en los muros.

Después de serpentear por un pasillo se llega a la sala al aire libre y, más allá, el salón cerrado con hamacas. Ese centro cultural también tiene un pequeño escenario para eventos artísticos, talleres y otras actividades más.

 En resumen, La 68 es un concepto singular que ofrece en un ambiente afable y generoso las alternativas para desayunar, cenar, disfrutar de buen cine o hacer la tertulia con los amigos alrededor de un buen café, un vino apetitoso o una helada cerveza. (Mérida Cultura).

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