Teatro para reír y reflexionar.
En el teatro regional
yucateco hay una corriente de actores y directores que centra su trabajo en
parodiar películas y telenovelas, pero
más opta por crear obras inéditas, lo cual es una tarea más difícil pero
que aporta mayor satisfacción. Mucho más complicado es elaborar argumentos y
guiones que además de divertir hagan reflexionar sobre problemas sociales que
hoy día afectan a la sociedad yucateca, ya sea de Mérida como del interior del
estado.
La más reciente de ellas, escrita junto con
Eduardo Mosqueda, es una mirada hilarante a la segregación que sienten familias
del interior del estado por su circunstancia de vivir en la zona rural y no en
la capital yucateca, lo cual las hace
menospreciar la cantidad de valores propios que tienen en su comunidad y caen
en el espejismo de venirse a vivir a Mérida creyendo que con ello logran
ascenso social y mejor condición de vida, aunque finalmente ocurre lo
contrario. A este trabajo lo tituló “Casa chica, infierno grande”.
Gilma Tuyub ha realizado producciones para
públicos de todas las edades, su catálogo de puestas en escena abarca obras
contemporáneas y de corte regional así como teatro de títeres. Sus estudios los realizó en la Universidad
Veracruzana, Xalapa, y a la fecha ha participado como actriz en 30 obras.
También tuvo intervenciones en los cortometrajes “El Camino de las Ceibas” y
“El Nombre del Balam” así como en el largometraje “Mens with guns” y en la
telenovela “Sortilegio”.
En los últimos nueve años dirigió 19
producciones, la mayoría de su autoría y parte de ellas fueron exhibidas en
escenarios del interior del país. En su palmarés están “Teatro para sordos… y
oyentes también” (2004), “Los pibes de
Bartolo” (2009), “Las suegras y otros
demonios” (2011) y “Un diablo y dos kisinas” (2012).
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